El Congreso de Cartagena 2017 acabó desbordándose. En ese sentido,
mejor que otros. Pero para empezar hay que reconocer, y hacer
auto-crítica, que desde los países latinos no fuimos capaces de
organizarlo bien y a tiempo. Por eso hay que agradecer a ARNA que se
haya lanzado a plantearlo y llevarlo a cabo, con la U. Nacional de
Bogotá y otras universidades. Hubiera sido un Congreso convencional,
si no se hubiese desbordado tan creativamente.
En varios países latinos llevábamos años haciendo Encuentros
nacionales sobre metodologías participativas e IAP (México, Chile,
España-Portugal, Colombia, Ecuador, Brasil, Uruguay, etc.) E incluso
CLACSO ha recogido buena parte de esta Red, con más de 100
profesionales de unos 10 países, que nos reencontramos el día 12 en
el pre-congreso. De esa reunión salieron 4 "grupos motores"
sobre institucionalización de la IAP, sobre autocrítica e
innovaciones, sobre universidad sin universidades, territorio y
medioambiente... También hubo reuniones pre-congreso de ARNA, y de
la CEAAL (pedagogía de la liberación). Tres caminos que tratarían
de converger.
Cuando ya arrancó el Congreso las formas de diálogo se polarizaron,
en mesas redondas de un lado, y en talleres creativos de otro. Unas
posiciones más centradas en los homenajes y otras más centradas en
las auto-críticas e innovaciones. Fue agradable oír a Fals Borda,
en una entrevista grabada, que había que renovar la IAP con los
sistemas emergentes. Pero aún seguían muchas disposiciones de las
sillas como en un aula para aprender de los maestros, aunque en otras
sesiones se modificaron las sillas (dispuestas en redondo) para
compartir y para construir colectivamente. No solo una cuestión
formal, sino de metodología y finalidades.
El miércoles en la tarde colectivos colombianos se reunieron para
criticar la distancia entre el Congreso y quienes no habían podido
acceder a él (costos, formato universitario, etc.). Por eso cuando
en la tarima central salió la música de los jóvenes locales se
pedía "otra y otra" y la gente se echó a bailar. Por eso
se formó la rueda en el espacio central con carteles y gritos de
"¿quién nos fals-ta?", de autocrítica y de crítica, y
el escenario se trasladó de la tarima organizadora a la gente y la
música local, que acabó por bajar las escaleras y salir a la calle,
donde continuó el acto "casi final" del Congreso. Digo
"así" porque al día siguiente se desbordó aún más, y
todas las personas pudimos aprender de nuevo.

En las 2 horas de la mañana unos 10 grupos construyeron sus
propuestas, se consensuaron las más repetidas, y se anotaron los
nombres de las personas de los "grupos motores", que se
encargan de que su relización. Estos grupos ya se pusieron a
funcionar incluso antes de la sesión de la tarde, y hay tarea
sobrada para un posible Encuentro en Rosario (Argentina) en
septiembre 2018. La Red que aprovechó CLACSO (y que había avanzado
el lunes con 4 "grupos motores") se ve así integrada en
una Red mayor, con más personas, grupos y países.

Aprendemos por la acción, por las relaciones operativas concretas, “transformar para educar”, la acción socio-política de estas metodologías va por delante de los debates teóricos, desde abajo es desde donde emergen los movimientos y los conjuntos de acción concretos. Por eso hay que escucharlos en América Latina y en Norteamérica, en Asia y África, en Oceanía y en Europa. Tenemos que encontrar fórmulas para encontrar espacios públicos menos caros y más accesibles a la gente del común, para construir en talleres creativos, colaborativos y operativos. Del 77 al 97 y al 2017... no esperemos otros 20 años, y empecemos ya con los más jóvenes que nos siguen desbordado de forma incluyente y muy creativa. Es lo que puedo aportar al grupo y a la red.
Tomás R. Villasante
(2014) Redes de vida desbordantes. La Catarata, y (2017) Democracias
transformadoras. El Viejo Topo.