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viernes, 4 de octubre de 2019

Democracias, “egos” y entusiasmos. Algunas experiencias sobre confluencias, con cuidados, mediaciones y democracias participativas.

Una cuestión de fondo parece que se debate ante las estrategias de transformación social que no acaban de funcionar en sectores alternativos. Hay varios puntos de vista. Desde un punto de vista la lucha de clases hay que llevarla a todos los planos, no solo contra el capital, sino también en el plano ideológico en “el seno del pueblo”, pues hay muchas confusiones y hasta alienaciones entre los sectores populares, que además manifiestan unas diversidades y diferencias que desconciertan a quienes se sienten fieles seguidores de los clásicos. La interpretación de quién es la vanguardia del proletariado o del pueblo pasa a ser una cuestión central. Desde este punto de vista hay que educar a las masas, explicarles cual debe ser la estrategia correcta. Pero algunos somos escépticos con esta pedagogía de arriba a abajo que no acaba de dar resultados que perduren. Hoy partimos de que hay conflictos entre diversidad de movimientos sociales, y entre dirigentes de organizaciones, aun cuando se grite que “el pueblo unido jamás será vencido”. Y cada cual tiene sus razones alternativas.

Vemos anteponerse (con justificaciones varias) los “egos” de muchos dirigentes territoriales, sectoriales o de partidos, a propuestas y soluciones que parecen más unitarias. Claro que los dirigentes recubren sus decisiones con argumentaciones ideológicas, pero lo que resulta es que no se les entiende (desde su punto de vista) o no son creíbles (desde el punto de vista de la mayoría de la población). En el libro de Ganuza y Font (2018, “¿Por qué la gente odia la política?”) se plantean las preguntas que se hace la gente sobre los partidos, y sus lealtades personales, el que haya falta de preparación, y sobre las formas participativas. Las contradicciones no solo están entre los de arriba y los de abajo, entre la izquierda y la derecha, sino que hay muchas contradicciones “en el seno del pueblo”. En la “derechona” eso no es problema, pues con el dinero y su poder ya se sabe quién manda, y es costumbre que alguien con más poder decida. Lo malo es que también se está generalizando en sectores progresistas esta lógica (a veces disfrazada de “los mejores”), y no se da pié a que haya cuidados que puedan superar los “egos” en las decisiones de los movimientos sociales o los partidos alternativos. Incluso parece que no sabemos aprender ni aún de las buenas experiencias.

En el conflicto de Leizarán por una autopista entre Pamplona y Donostia, donde ETA ponía bombas en nombre del pueblo, y las Diputaciones ejercían su poder que emanaba de las urnas, se pudieron aplicar medidas participativas, preguntando a la gente del valle, y acordando un trazado basado en la democracia participativa. Pero estos métodos de mediación-participativa en el caso de Catalunya-España (aunque solo fuera entre partidos) fue muy duramente criticada no solo por partidos y medios de la “derechona” sino también por algunos “egos” de la izquierda tradicional, lo que paralizó el proceso “del relator”. Cuando J. Ebole invitó a señoras de Andalucía y de Catalunya a que viajaran, se conocieran y hablaran, los resultados de mejora de las posiciones eran muy significativos, y más racionales que las guerras de banderas. Y hay muchos otros ejemplos que apuntan a otra forma de hacer política.

Los movimientos feministas han podido organizar una huelga el 8 de Marzo, y no hace falta que sepamos quién es su “lideresa”. Pues llevan muchos años defendiendo que los cuidados es algo a construir en colaboración. No siempre lo consiguen, pero es una nueva forma de hacer política. Lo mismo con los movimientos de jubilados, que tampoco es necesario que sepamos que tengan un líder o un “ego” dominante, o con los numerosos grupos ecologistas que hay dispersos por el territorio. Hay grupos motores en todo estos movimientos, no son espontáneos, pero cuando tienen éxito es cuando estos grupos actúan guardando sus “egos” en el bolsillo. Cuidar las relaciones en el seno del pueblo pasa a ser una lección que hay que practicar para aprender otras formas de organizarnos y para nuevas formas de hacer política, con las democracias participativas. Algunos movimientos tienen mucho que enseñar a las formaciones más partidistas. Fijarnos en el trabajo de “retaguardia” puede ser la alternativa a tanta pretensión de “vanguardias” que se pelean por serlo.

¿Auto-crítica es desplazar a unos dirigentes y poner otros, o abrir un camino de debates desde la base, aprovechando que no hay elecciones cerca? “Vísteme despacio que tengo prisa” dice Julio Anguita, con cierta sabiduría de las personas mayores. Ya hemos visto muchas peleas fratricidas entre los dirigentes de la izquierda. Pero las estrategias que se perciben van más por seguir con las rencillas, si yo o tu hemos sacado unos pocos votos más o menos, tu debes dimitir y yo no, etc. El cultivo de esos “egos” entre los/las dirigencias vuelven a repetir lo que el neoliberalismo ha construido en nosotros. Las disputas por ser el mejor, alimentado por un patriarcado de base (y matar al padre para ponerse el hijo) son cosa antigua, y que la gente ya lo entiende bien, aunque se tape la nariz. Lo que ya no se entiende tanto es que quienes se proclaman del feminismo, de la transversalidad, del buen rollo con las bases, etc. nos comportemos con los vicios tradicionales del patriarcado y del neoliberalismo competitivo.

La fuerza del neoliberalismo, a pesar de las crisis que atraviesa, radica en que fabrica un tipo de ser humano, un tipo de vínculo con los demás y con el mundo: el yo como empresa o marca a gestionar, los otros como competidores, el mundo como una serie de oportunidades a rentabilizar.
¿Dónde reside este poder? Desde luego no donde miramos obsesivamente (el teatro parlamentario), sino en los mil dispositivos que pueblan nuestra vida cotidiana: ligando en Tinder, moviéndonos en Uber, interactuando en Facebook, podemos captar sensiblemente la mutación antropológica en marcha. El neoliberalismo es existencial y produce formas de vida deseables...

La izquierda oficial propone diferencias a nivel retórico o ideológico. El problema es que, se tengan las ideas que se tengan, las vidas son igualmente neoliberales. No basta con confiar en que gobiernen “los buenos”, como si la disputa político-antropológica en torno a las formas de vida deseables se pudiese delegar.

¿Entonces? Podríamos empezar quizá por autorizarnos a partir de lo que sentimos. A pensar desde las “averías” que nos aquejan como “capital humano”: malestares como el agobio y la ansiedad, el cansancio y la depresión. A escuchar todo lo “vagabundo” que nos habita y aprender a darle valor.”

Amador Fernández-Savater - Antropología neoliberal” / 29 Mayo 2019 / El País
He puesto yo los subrayados pero los podría haber puesto N. Elías, F. Guattari, o J. Ibáñez, porque el problema con los egos políticos no está en la estructura ni en la infraestructura, sino más bien en la “intra-estructura” de las relaciones cotidianas, en los entramados en que nos movemos y construimos con nuestras contradicciones personales. Es posible que la gente no se de cuenta de sus propias contradicciones y las complejidades de la economía y la política, pero sí se da cuenta de los “egos” de los que gobiernan. Lo más claro para los que votamos (tapándonos la nariz) y para los que no votan, son las peleas de los que quieren mandar y como juegan con ellos y con nosotros. Se asimila que todas las personas estamos en el mismo juego, que siempre ha sido así, y que poco hay que hacer. Pero algunos no nos resignamos a estas lógicas patriarcales y neo-liberales y planteamos experiencias alternativas.



¿Es posible volver a re-encantarnos?

Porque hay ejemplos que se pueden poner a favor y en contra de estos argumentos. Hay otros caminos que podemos recorrer, y que nos podemos autorizar a pensar y hacer. Desde el lado negativo podemos confirmar que casi todos los movimientos y los procesos participativos cuando acaban mal es por peleas entre los “egos” de los dirigentes, y esto no necesita muchas referencias, aunque sí nuevos razonamientos y prácticas. Y también parece cierto, desde un lado más positivo, que movilizaciones como el 15 M, las huelgas feministas, o los jubilados pensionistas, no necesitamos saber cuál es nuestro líder, sino cómo podemos contribuir a la causa, desde “grupos activistas”, o de “grupos motores” no tan constantes. Pero siempre aparecen quienes quieren ser los líderes, por la falta de saber organizarnos en las movilizaciones, que con dificultad pasan a ser movimientos. Y los líderes a veces juegan un papel positivo durante un tiempo, pero cuando se empiezan a desanimar las bases, el proceso se desorganiza y hay que esperar otra ocasión de movilizaciones.

Por eso hay que empezar por nosotros mismos al tiempo que se proponen estos nuevos métodos de organización a los movimientos, al municipalismo, y a la forma de hacer nueva política sin tanto culto a la personalidad. Es cierto que Barcelona o Valencia, Cádiz o Zamora, aún muestran formas de hacer de políticas alternativas, más allá de lo convencional del bi-partidismo, pero muy basadas en la figura que lidera cada proceso. Pero en general no se ha sabido ir más lejos en estos 4 años de municipalismo, repitiendo los vicios de la burocracia municipal y avanzando muy poco en las llamadas “democracias participativas” (que se siguen nombrando como un deseo superador) pero con pocas formas prácticas que lleguen más allá del 1 o el 5% de la población. Por tomar el efecto de las últimas votaciones en España, en general se constata un voto del miedo en Abril, ante la amenaza del franquismo que volvía, y una cierta desidia en la votación ante los “municipios del cambio”, tal vez porque el cambio no se tradujo en las esperanzas que se tenían, y porque hubo muchas peleas entre los candidatos “progres” que desmovilizaron a la población.

El problema no está en los “buenos” líderes/lideresas que teníamos, sino en la falta de entusiasmo de las bases, de activistas y de sectores movilizados, que esta vez no se veía que estuviéramos motivados (salvo en los casos citados). La antropología neo-liberal produce liderazgos, pero igual que los encumbra los destrona si no responden a lo que se espera de ellos/ellas (pues las peleas no hacen que la gente de base se movilice). En los medios salen las figuras (¿las mejores?) pero los pasos del 15M a las “mareas”, a las “marchas”, al “municipalismo” venía por abajo, y solo algunos movimientos les dan continuidad. Los “círculos” han durado poco y a veces han generado más polémicas que construcciones colaborativas (aunque aquí podría haber un buen embrión). Participé en la elaboración del programa de Ahora Madrid, con metodologías participativas, y se notaba el entusiasmo de las diversas tendencias por abajo, aunque por arriba algunos estuvieran negociando con tensiones. Los métodos de aquellos acuerdos municipalistas son otras buenas bases si se supieran retomar (no ha sido el caso en las elecciones recientes municipales).

¿Pueden las metodologías participativas superar las disputas “fratricidas” en los “círculos”, en la actividad “municipalista”, en “confluencias o confederaciones” entre proyectos nacionales? Apostar por una nueva forma de hacer política desde abajo nos parece el reto primero que podemos tratar de poner en marcha. Condiciones objetivas de las crisis que se avecinan parecen claras a cualquiera que sepa algo de ecología o economía. Pero el cómo organizarnos no se puede quedar en buenas palabras sobre una democracia participativa, que se nombra pero que no se practica ni en la base ni entre los liderazgos. Nuestros líderes siguen proclamando la necesidad de hacer auto-critica ante los malos resultados electorales, pero no se concretan los pasos prácticos correspondientes, y menos las metodologías facilitadoras que podrían marcar otra forma de hacer política. ¿Cómo es que los “mejores” pueden escuchar lo que les está diciendo la gente de base? Se justifican con plebiscitos, confundiendo el voto con las democracias participativas (talleres de construcción colaborativa, asambleas de tipo participativo-deliberativo, y no solo de sentimientos de adhesión).

Está bien que haya “control” y “rendición de cuentas” pero no dejan de ser unas formas posteriores a la ejecución de las políticas. Se puede hacer la colaboración desde antes y desde abajo, desde grupos motores, agrupaciones o círculos, con iniciativas que avancen debates y propuestas, que estén activos en lo local y en lo más general. Si lo participativo se reduce a plebiscitos por internet sobre algún dilema de los dirigentes, ya se está confundiendo la democracia participativa con las formas poco cuidadosas tradicionales. Quién formula las preguntas detenta el poder, como en todo referendum (lo haga un dictador o un demócrata). Pero si las preguntas surgen desde abajo, se matizan y debaten en grupos o talleres, y finalmente son las que se someten a ponderación, es otra cosa. Incluso se pueden presentar una variedad de propuestas y que la gente pueda priorizar varias según el orden que quiera. Eso es lo que hacemos en muchos presupuestos participativos, en algunas candidaturas del municipalismo de base, en Som Energia y en otras organizaciones participativas.

¿Así es posible generar entusiasmo desde abajo? Creemos que sí por las diversas experiencias de las que partimos, muy descentralizadas, pero con posibilidades de agruparse entre territorios distintos. No sobran los líderes/as, si son plurales y a ser posible rotativos, pero sobre todo hace falta gente que sepa facilitar y mediar entre los “egos” con formas cuidadoras. No se trata de hacer buenismo y juegos dinamizadores como algunos creen, sino de unas normas de auto-organización que ya están probadas en diversos campos de movimientos sociales, y que será bueno que pasen a la toma de decisiones en campos más amplios de la política. Si no se quiere repetir los errores de la vieja política y partidos tradicionales (incluidos los de aquella IU que arrastraba las consignas y hábitos de los PC vanguardistas) será necesario abrirse a otras formas que aprendan más de los movimientos sociales, sobre todo de los más cuidadores con democracias de iniciativas desde abajo.

A escala local y con el municipalismo es posible retomar muchas prácticas que nos vienen del 15 M, de las “mareas”, de algunos movimientos movilizadores, aunque no se esté en el gobierno, pues las crisis que se avecinan van a necesitar que estemos más organizados para poder resistirlas. Pero también a mayor escala es necesario que aparezca algún punto de referencia común, así como las “confluencias” con dos o tres puntos claros de lucha conjunta. Es claro que las fuerzas socio-políticas de diferentes territorios están tirando cada cual por su lado (tanto Madrid, Catalunya, Valencia, Andalucía, Canarias, Galicia, Euskadi, …) sin que los liderazgos que lo han sido hasta ahora puedan aglutinar todo esto de forma tan clara. ¿Será mejor ver quién debe liderar (desde Podemos o desde IU o desde dónde) o será mejor construir (con una buena democracia y metodologías participativas) nuevas “confluencias” que den una ilusión renovada a los movimientos y a la gente de base en general?





Ejemplos de practicas democráticas alternativas
Si es verdad que estamos ante un nuevo ciclo en las cuestiones eco-socio-políticas al menos en esta tierra, deberíamos aprovechar para colaborar y ponernos a construir algunas posibles estrategias a medio plazo. Ya no estamos en el salto electoral rápido, e incluso algunas bases municipalistas han fallado a las propuestas transformadoras. Retomar las propuestas de nuevas formas de hacer política, más cerca de algunos movimientos y más lejos de los partidos clásicos, o sea las democracias participativas tal como se vienen experimentando en diversos lugares, puede ser un camino que se abre a la incorporación desde abajo de las iniciativas que se reclaman desde la gente. Responder a las preguntas que Ganuza y Font recogían de los sectores politizados y también desde la base, tanto en encuestas como en grupos de discusión. Además se puede avanzar en esa dirección con metodologías participativas, como lo pudimos hacer en situaciones concretas en Badalona, La Laguna, etc. Incluso en Madrid se pudo hacer para el programa AM 2015 (con una diversidad de grupos militantes), o en una asamblea participativa que pretendía reunir a 1.000 personas de base (solo se pudo hacer con la mitad en 2017). Hay formas para mejorar estos procedimientos y que se tomen las decisiones sin peleas de dirigentes.

Por ejemplo un movimiento político puede aprender de los éxitos parciales que se han conseguido en algunos casos singulares. Lo primero que se nos ocurre es hacer una “línea del tiempo” desde el 15M hasta ahora. Se pueden hacer con grupos locales y luego sumarlas de abajo a arriba. Sería una forma de auto-crítica no solo negativa, sino sacando también los avances conseguidos. No solo destacando hechos pasados, sino la valoración de las Ideas-fuerza que animaron cada momento de movilización (por tanto no solo de algunos partidos sino de movilizaciones, de movimientos más organizados y sus confluencias en cada situación).
Otro ejemplo posible sería convocar una reunión de personas mayores, que han estado apoyando los movimientos y las alternativas políticas (tipo Beiras, Anguita, etc.) para llamar a la sensatez de las fuerzas que hoy se están dispersando y hacer algunas propuestas de Ideas-fuerza unitarias. No estamos en los momentos del asalto rápido electoral, sino en el de la reorganización para estrategias de profundo calado, para ir construyendo algunas necesarias transiciones radicales ante las crisis que se nos van acumulando. No solo hay que resolver conflictos entre dirigentes y partes de las organizaciones, sino que hay que construir “propuestas superadoras” más allá de los dilemas simples en que nos solemos encerrar.
La formación-acción que se dio antes del 15-M y que se venia aplicando en muy diversos colectivos permitió generar aquel entusiasmo que luego no supimos cómo aprovecharlo con auto-organización desde abajo. Pero retomar los grupos motores, o los círculos, o las agrupaciones de base, es posible. Por ejemplo, en algunos lugares se esta haciendo (dónde se trabaja con democracias participativas en el interior de los movimientos). Practicar la construcción de estrategias municipales, regionales, o de algunos sectores, es una buena “escuela de democracia” hacia dentro y hacia fuera. El primer programa de Ahora Madrid (2015) lo hicimos con un grupo de facilitadores variado, y fue no solo muy creativo, sino que aprovechó el entusiasmo, que luego se perdió (por las peleas en la forma tradicional).
Se puede avanzar más allá de los plebiscitos con dilemas prefabricados desde las cúpulas. Ante alguna urgencia pueden ser necesarios, pero para temas de fondo la construcción de las preguntas e iniciativas desde la base parece más conveniente. Hay sistemas de dinamización, tanto cara a cara como por internet, que permiten unas deliberaciones desde abajo sobre cuales pueden ser hoy los puntos clave de las transiciones que necesitamos. En algunas cooperativas cada año se recogen las propuestas durante unos meses, durante otros meses se debaten y completan, y finalmente se puede votar a varias para marcar la prioridades de las estrategias a seguir. Y los dirigentes pueden opinar como todos, pero han de cumplir lo que se ha podido consensuar tras las votaciones ponderadas. También lo hacemos así en los mejores presupuestos participativos, y resulta eficiente.
Incluso a escala del Estado ya hay mecanismos de toma de decisiones, que se pueden ampliar. En la Declaración de la Renta se nos pregunta si queremos dar un porcentaje a la Iglesia Católica o para Asuntos Sociales, y en algunas Comunidades Autónomas también se hacen preguntas donde podemos tomar decisiones, aunque sean limitadas. Se podría mejorar este procedimiento, si grupos de sectores de base, expertos de algún tema candente, y dirigentes sociales, formulasen las preguntas a plantear anualmente a toda la población. Puesto que la clave está en las preguntas y en el abanico de respuestas posibles, grupos de la sociedad civil plurales pueden dedicar un tiempo de deliberación suficiente a formularlas sin partidismos. En otros países como Irlanda, Canadá, Finlandia, etc. hay ya algunas referencias interesantes que se pueden re-adaptar a nuestras peculiaridades. En Suiza se puede votar varias veces cada año y esto no es el problema. La cuestión participativa está más bien en quién y cómo se hacen las deliberaciones previas y las preguntas con su diversas posibilidades de respuestas. Y esto vale tanto para un Estado, como una Comunidad Autonómica, un Municipio, un partido, o movimiento social que se precie de querer hacer nuevas formas más inclusivas, cuidadoras y participativas. O sea pasar de los dichos a los hechos en democracias participativas.
Lo que no parece conveniente es hablar mucho de “democracias participativas” y dar ejemplos de todo lo contrario en la practica interna del movimiento. Por desgracia el desencanto que viven muchas personas es la contradicción entre lo que se proclama y lo que se hace (o al menos que lo que aparece en los medios). Por eso hay que ser más radicales en las formas de tomar decisiones, en las forma de hacer política desde abajo. No basta tener buenos/as dirigentes, es el entusiasmo desde la gente de base, lo que permitirá algun cambio o transición, y esto se consigue cuando la gente se puede sentir co-protagonista de las tareas en marcha. No se usa internet para todo, sino para lo que nos parece más importante o urgente.

Las democracias participativas se aprenden haciendo estas prácticas dentro de cada organización, con los cuidados y las mediaciones que tanto reclamamos en otros lugares. La formación-acción es una tarea que puede distinguir a los movimientos de transformación. Cuando IU se planteo su “refundación” algunos intentaron lanzar este tipo de practicas, pero no fue posible y ya sabemos las consecuencias. En estos momentos ¿hay posibilidades de que algunos movimientos o confluencias se puedan guiar por usar las democracias participativas en su reconstrucción? ¿Los actuales dirigentes están dispuestos y capacitados para aceptar que la democracia hoy se puede construir desde abajo, no solo porque exista internet, sino porque existen formas de toma de decisiones con cuidados? Se trata de modelos de tipo mixto, que incorporan a los propios dirigentes (que han de tomar esta iniciativa), a asesores expertos (según los temas), a grupos motores implicados, de forma que lo que se presenta a debate y votación ponderada de las bases, es algo ya trabajado y no simplista, son cuidadas construcciones colaborativas, de forma que la gente se pueda re-encantar, y no desilusionar con las peleas fratricidas de sus dirigentes.

martes, 20 de febrero de 2018

Medidas para la sustentabilidad, con metodologías participativas 3/3

Los “saltos en la rueda” y un proceso concreto en 18
Pasos

 Pasamos entonces a concretar una de las posibilidades con las que venimos trabajando
desde hace un par de décadas en el Observatorio Internacional para la Ciudadanía y el
Medio Ambiente Su stentable (CIMAS). Son “ruedas” y fases de una metodología para
construir una “espiral a saltos” (más bien trompicones



Figura 6. Rueda para una metodología participativa

 porque nunca salen perfectos) contra las actuales relaciones de bloqueo, y a favor de deconstrucciones y creatividades con la gente que se implica, con nuevas relaciones más
sinérgicas y alternativas. Una rueda tiene forma para avanzar fácil, también se puede ver
de una vez (como un Mandala oriental que integra los elementos), y permite la circulación de los laberintos a las espirales. En la página del CIMAS (www.redcimas.org) hay 6 DVD que van mostrando el proceso, hay un Manual de copia libre, y en la Biblioteca varios artículos para cada uno de los pasos o saltos que se proponen. Aquí solo se trata de presentar una visión rápida de conjunto.

Casi siempre se parte de un hecho de referencia que sea bastante importante para las
personas y grupos que se quieren implicar en un proceso social. Esto es, un “analizador”
que dispara las preocupaciones, un suceso que sirve para que se ponga en marcha una
rueda de pasos y saltos, en los que conviene que nos podamos poner de acuerdo.

Siguiendo el sentido a favor de las agujas de un reloj: El “síntoma-analizador” en el habitar provoca un desorden local, un grito y “dolor/placer”, por lo que algunos grupos se preocupan, auto-reflexionan, y evalúan la situación. Pasan a construir los mapeos de iniciativas, a potenciar, conversar y escuchar, las emergencias del tejido social, y luego a de-construir sus contradicciones internas y externas. En las devoluciones participativas se puede crear,  profundizar y consensuar, una idea-fuerza integral e integradora, que a su vez puede lanzar iniciativas operativas, que si se trabajan y realizan con coherencia, se pueden producir los desbordes reversivos, que lleven a resultados instituyentes, en el habitar. Es lo que llamamos la “construcción de acciones y de comunicación (auto-organizada y colectiva)”.

En 6 saltos metodológicos, nos diferenciamos de otras metodologías más convencionales
(cuantitativas, cualitativas, y también las participativas más habituales). Un 1º salto de enfoque es pasar de la definición del problema y la elección de objetivos, que se hace al principio de un proceso, a la auto-reflexión sobre los síntomas (que aún no son los problemas de fondo) y sobre los prejuicios que los propios profesionales y promotores tenemos. Un 2º salto puede ser pasar del listado de los actores y sus características, a los “ mapeos con conjuntos de acción”, es decir las relaciones establecidas de cara a los síntomas detectados. Un 3º salto, después de conversar y escuchar a la gente, es deconstruir las posiciones discursivas, y encontrar ejes emergentes superadores del eje dominante de la comunicación. O sea pasar de solo validar los resultados, a profundizar en ellos con la inteligencia creativa de la gente. Un 4º salto, es no quedarnos en informar y difundir los resultados, sino pasar a priorizar confianzas y consensos entre la gente para generar más y mejores “ideas-fuerza”. El 5º salto puede ser pasar de las consultas, con elementos representativos, a dinamizar y recoger las iniciativas de base que puedan construir los grupos motores y las comisiones de trabajo. Con lo que se puede llegar al 6º salto, pasar de hacer planes con metas predefinidas, a procesos de democracias instituyentes, es decir, capaces de desbordarse y desbordarnos.

Todo esto se puede concretar en unos 18 pasos claves, presentados de forma resumida, que se pueden seguir para hacer un plan de sustentabilidad de casi cualquier proceso social. Hay aspectos que se pueden preparar “en equipo”, es decir como profesionales o como grupo motor (tecno-político implicado), y otros aspectos que se han de realizar abiertamente con la gente. Una primera parte recoge los dos primeros saltos, la reflexividad del equipo y la reflexividad con la gente. Una segunda parte son los saltos de las devoluciones creativas, que coordinan las voluntades consensuadas, Y una tercera parte ya se centra en la planificación con iniciativas de base y las democracias instituyentes para seguir los procesos.


Primera parte. Eco-auto-reflexividad:


1.(con la gente) Iniciar un proceso de Auto-reflexión, con el proto-Grupo Motor (o la proto-Comisión de Seguimiento, en su caso). Se trata de responder a las preguntas primeras ¿Para qué? ¿Con quién? O sea, partir de los síntomas iniciales, para establecer unos primeros objetivos y plan de trabajo.

          a) Diferenciar el Grupo Motor cuidador, de la Comisión de Seguimiento de los notables”.
 b) Elaborar los primeros objetivos generales y específicos.
 c) Diseñar un Plan de actuaciones consensuado, y su metodología básica.

2. (con la gente) Construir los Mapeos de actores necesarios, o Cartografías de Conjuntos Acción. Auto-análisis de las relaciones de emociones, miedos, y confianzas, estilos de actuación, etc.

 a) Sesiones (talleres) para construir los mapeos.
b) Debates sobre relaciones, desconocimientos, y “muestra relacional”.
c) Potenciales Conjuntos de Acción y estrategias con “puentes”

 3. (en equipo) Superar los falsos dilemas del sistema. Auto-reflexión para encontrar otros
ejes emergentes, a partir de algunos sucesos “analizadores”
.
a) Sesiones de auto-observación (socio-drama, transecto, deriva, teatroforo, línea del
tiempo, DAFO, etc.) para controlar prejuicios.
b) Situar las preguntas básicas y los dilemas dominantes: los Equivalentes Generales de Valor y sus opuestos.
c) Construir otras posiciones intermedias. Los ejes emergentes, posiciones negativas y
superadoras.

 4. (en equipo) Encontrar las contradicciones de los dominantes y las posiciones
“reversivas” potenciales.

 a) Además del Equivalente General de Valor, hay otro polo de oposición dentro del eje
dominante. Analizar los bloqueos en un plano con ejes emergentes.
b) Analizar las contradicciones internas que mantienen (¿Qué dicen y que hacen? ¿Peleas y protagonismos?, etc.)
c) ¿Qué es aprovechable en ambos lados de los dominantes? ¿Los opuestos pueden ser tenidos en cuenta por algunos aspectos?

5. (en equipo) Escuchar los “fondos” emergentes. Ante sucesos analizadores, partir de los
discursos ocultos, resistencias, ausencias y estigmas.

           a) Concretar con posiciones (frases, posiciones, imágenes, etc.) lo que se ve y escucha
(tanto lo oculto como lo manifiesto).
 b) Reflejar ejemplos de posiciones intermedias (sobre eje dominante), y de posiciones
negativas (ni, ni) ya en otro eje, y que responden a otras preguntas.
           c) Construir un abanico de posiciones superadoras (entre utópicas y diatópicas) a partir
de elementos anteriores “revertidos”.

 6. (con la gente) Recorrer todo el campo con observaciones (participantes y no), y
escuchas de lo que se dice (no solo conversaciones, sino también seguir los
“analizadores”, y las contradicciones populares).

a) Reconocer las posiciones ocultas, actos fallidos, y todo tipo de registros de interacciones y posiciones de actores.
             b) Comprobar contradicciones. Distinguir ejemplos concretos y diferenciados.
 c) Preparar “multi-lemas” y las Devoluciones sociales creativas con el Grupo Motor.
Invitaciones previas, esquemas abiertos, tiempos y espacios.

Segunda parte. Devoluciones reflexivas y creativas:

 7. (en equipo) Facilitar espacios y tiempos con ambientes que generen confianza, y ética
con las informaciones, para construir “poderíos sociales”.

 a) Facilitar que las personas encuentren espacios y grupos distendidos.
 b) Exposición breve del proceso. Poderío y decisiones sobre los contenidos          presentados.
             c) Aptitud y actitud para recoger y asimilar lo que viene de “abajo”, “de fuera”, etc.

 8. (en equipo) Generar tiempos-espacios explícitos de validación y evaluación (para un
avance más científico y contrastado).

    a) Exponer (en paredes, oral) los principales consensos recogidos.
                b) Prever tiempo y medios para matizar, quitar, ampliar, en el documento.
                c) Explicar las divergencias y el procedimiento de los dispositivos deliberativos.

 9. (en equipo) Manejar la tensión entre el objetivo de profundizar en las causas y la
propensión a las soluciones rápidas. La deliberación de los problemas. Recoger para un
Plan los diferentes niveles de las propuestas.

 a) Ejecutar los “test” de credibilidad, si se puede, o ponerles fecha al menos.
 b) Recoger y delimitar las propuestas por sectores, para poderlas priorizar.
             c) Recoger elementos propositivos más generales para la Idea-fuerza.

 10. (con la gente) Auto-análisis y profundización en las distinciones planteadas, de tipo de
multi-lemas, reversiones, etc.

a) Presentar varias posiciones contrapuestas (con los ejes o sin ellos, según como se vea mejor por los participantes)
 b) Deliberar las causas más profundas de forma abierta en grupos pequeños, y en
plenario, para no quedarse en los dilemas dominantes.
c) Seleccionar las principales líneas causales, y reconstruirlas de forma lo más consensuada posible.

 11. (con la gente) Integrar las causalidades entre sí, con los fl ujo-gramas y árboles de
problemas.

 a) Presentar las causas recogidas de diversos ámbitos y/o temáticas.
 b) Inter-relacionar causas y efectos entre las problemáticas presentadas.
 c) Seleccionar los “nudos críticos” principales, y los actores responsables, de forma que se pueda organizar árboles de problemas para futuras actividades.

 12. (con la gente) Priorizar líneas estratégicas con los Conjuntos de Acción posibles,
tratando de resolver las contradicciones en el seno del pueblo
.
a) No es necesario estar de acuerdo en todo, basta con querer superar algo que la mayoría respalda.
b) Se parte del anonimato de quien propuso cada cuestión. Es para construir entre todas las personas, y por eso da igual quien haya propuesto la cuestión considerada.
 c) Al experimentar juntos la construcción colectiva de unos pocos “nudos críticos” se
facilita la unión posterior de sectores populares.

Tercera parte. Planes reflexivos y democráticos:

13. (en equipo) Dinamizar Grupos de Trabajo, Mesas Sectoriales, y Mesas Locales.

a) En cada zona puede reunirse un grupo con raíces en el tejido social, para avanzar
propuestas de acuerdo con las necesidades más sentidas.
            b) En cada temática un grupo mixto (de profesionales y de voluntarios) puede preparar
propuestas adecuadas para cada sub-tema.
c) Debe haber sistemas de apoyo y coordinación, para que haya comunicación entre los grupos y las mesas.

 14. (en equipo) Elaborar una cartografía de recursos disponibles: tiempos y espacios con
los que se cuenta, economías posibles que apoyan, saberes que se pueden incorporar al
proceso, etc.

a) Más que soñar, hay que ser realistas con los recursos propios y con los que se pueden conseguir que apoyen.
b) Contar y dinamizar las capacidades y voluntades que se comprometen en el proceso, cuidando su implicación.

15. (con la gente) Realizar Asambleas y Consultas populares.

a) Escuchar los comentarios de calle, de bar, de mercado, e incluso hacer sondeos y
consultas para conectar con la vida cotidiana de la gente.
b) Al menos dos Asambleas por año, para validar los compromisos adquiridos, y para
debatir y priorizar las propuestas de las Mesas y los grupos de trabajo.
c) Una vez dada la información, las Asambleas deberían dividirse en grupos pequeños
para debatir, y luego acabar con un plenario para priorizar.

16. (con la gente) Construir las Ideas-Fuerza diferenciales.

a) Rescatar de los fondos discursivos populares, de los estigmas y las resiliencias, la fuerza emocional para una Idea-fuerza integradora.
b) Construir desde los “nudos críticos” más unitarios los contenidos de las Ideas-fuerza,
pocas y concretas.

17. (en equipo) Realizar evaluaciones y seguimientos de los procesos, con sistematizaciones, “coherenciómetros”, y otros dispositivos apropiados.

a) Para hacer el seguimiento debe construirse colectivamente un cronograma con tareas, compromisos, y responsables.
b) Para evaluar en cada momento, sin esperar al final de cada parte del proceso, usar  un “coherenciometro”, que cruce objetivos con tareas concretas.

 18. (con la gente) Ejecutar las realizaciones propuestas, y asumir que puede y debe haber
desbordes más allá de lo planificado.

a) Las realizaciones, y sus celebraciones, son los mejores “analizadores” de la
comunicación con la gente, a través de los comentarios que provocan.
b) Aprender a saber dejarse desbordar por la gente, y aprender de las realizaciones que nunca ajustan del todo, y que abren nuevos caminos.

ANEXOS 



Anexo 15 posiciones teórico-prácticas de las que hemos aprendido


BIBLIOGRAFÍA

ALBA, S. (2007), Capitalismo y Nihilismo, Akal: Madrid.
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VILLASANTE, T. R. (1998), Cuatro redes para mejor-vivir, Buenos Aires: Lumen-Humanitas.
VILLASANTE, T. R (2006), Desbordes creativos. Madrid: La Catarata.



RESÚMEN

En el artículo se comienza criticando los criterios que adoptan los sistemas de medida en ciencias  sociales. Se recurre a la “sociología de las ausencias”, pero se trata de avanzar con una propuesta de “multi-lemas” superadores. En la segunda parte se intenta ir más allá de las “ecologías de saberes”. Se muestra un esquema de las “pirámides” de los poderes frente a los “manglares” de los movimientos, las luchas por los bienes “pro-comunes”, y desde los ecosistemas sustentables. Así se plantean articulaciones entre las redes de apoyo mutuo y sus posibles alianzas estratégicas. La “de-construcción” de los enfoques clásicos se muestra con ejemplos de algunos “multi-lemas”, tanto para las metodologías sociales, como con ejemplos de la cultura universal. La última parte resume 18 pasos para construir unos procesos participativos concretos, que los muestra en forma de una rueda metodológica, para quién intente construir estas practicas como en las experiencias en que se basan. También se añade una tabla con 15 posiciones teórico-practicas, de las principales tendencias y autores, en los que se basan estas metodologías.


jueves, 1 de febrero de 2018

Medidas para la sustentabilidad, con metodologías participativas 2/ 3

2. Desbordes Reversivos en las luchas de los Manglares

“Para la ecología de saberes no es central la distinción entre estructura y agencia, como es el caso de las ciencia sociales, sino la distinción entre acción conformista y lo que yo he propuesto llamar acción-con-clinamen.” B. S. Santos (2010) toma la expresión de los átomos de Epicuro y Lucrecio: “A diferencia de lo que sucede en la acción revolucionaria, la creatividad de la acción-con-clinamem no está basada en la ruptura dramática sino en un viraje o desviación leve cuyos efectos acumulativos rinden posiblemente a las combinaciones complejas y creativas, entre los átomos por lo tanto también  entre seres vivos y grupos sociales. El clinamen no rechaza el pasado; por el contrario, asume y
redime el pasado al tiempo que se desvía de él”. Matos Mar (1984) había acuñado la expresión “desborde popular” para las formas de hacer los movimientos de base en Perú hace décadas. Jesús Ibáñez (1994) había usado “reversivo” como distinto y más profundo que “revolucionario”. Y nosotros mismos solemos usar “desbordes reversivos” para este hacer, más “semilla” que “huracán”, más rebeldía permanente que ruptura de un momento. No hay porqué quedarse encerrados en el dilema de reforma o revolución. Hay variadas formas de ruptura con lo establecido que no pasan solo por el cambio de manos del poder, sino por cambiar lo que son las formas del poder-dominación al poder-hacer.

La “desviación leve” que propone B. S. Santos suena, además de a la metáfora del comportamiento de los átomos, al conocido “efecto mariposa” que las ciencias actuales han puesto de moda. Lo que le da en este autor un grado de “espontaneidad”, “inexplicabilidad, a la acción creativa que nos parece poco operativa como propuesta. En Desbordes Creativos (2006) ya avanzábamos algunas formas para hacer prácticas estas estrategias de los movimientos populares. El análisis de las contradicciones de los poderes establecidos es básico para poder establecer procesos reversivos. No se trata de esperar a
que se produzcan los saltos o huracanes a partir de “los efectos mariposa” de la vida cotidiana, de las “desviaciones leves”. Más que las desviaciones (pueden ir en muchas direcciones), se debe tratar de construir desbordes (llevar más lejos y más consecuentemente algunas de las contradicciones que tiene el propio poder). Para ello hay que conocer los puntos débiles, las fracturas entre la comunicación de los dominantes, la incoherencia entre el decir y el hacer, los conjuntos de acción y también los aislamientos de los sectores populares, etc.

Los “desbordes reversivos” no es hacer reformas dentro del sistema, ni romper
frontalmente con este sistema desde otro enfrentado. Más bien es romper desde dentro del sistema, llevándolo a contradicciones con él mismo, desde la hipocresía de lo que dice que hace y no es capaz de hacer. Por ejemplo, evidenciar que las acumulaciones (posesiones, finanzas, poderes, dogmas) son las causas últimas de la falta de mínimas seguridades de la gente en sus usos cotidianos. Que las medidas de sus Equivalentes Generales de Valor son las que explotan y quitan valor a lo que la gente está produciendo, a las democracias deliberativas y participativas, a las soberanías alimentarias, a la
 creatividad social, etc. Y que los sistemas emergentes que están apareciendo en la
sociedad local o regional son los que se muestran más eficientes para los valores de uso de la población, y que deben desbordar a los antiguos valores y poderes. Son procesos convulsos, pero inevitables, en donde las estrategias populares van construyendo con la gente sus propios caminos. Son procesos de acumulación de fuerzas sociales, disputa de la hegemonía desde el ámbito de lo más personal hasta los aspectos más globales. Desde luego se confirma que hay “desbordes reversivos” cuando se cuestionan en los circuitos más generales de comunicación. Es decir, sobre todo cuando acaban por cambiar los Equivalentes Generales de Valor  (las reglas hasta entonces incuestionadas).

En los esquemas que venimos refiriendo no solo hay dos posiciones o dilemas, sino varios cruzados. Por lo menos penta-lemas, poli-lemas o multi-lemas, pues de-construir los poderes y los E. G. de Valor, no es como oponer una fuerza a otra, sino saberse situar en un campo de fuerzas que se mueven con distintas direcciones y sentidos. Aparecen contradicciones en el decir y en el hacer dentro de cada posición, hay contradicciones entre las posiciones por razones de clase, de formación patriarcal, de ideologías, de generaciones, interétnicas, etc. Pero en vez de quedarnos asegurando que todo es muy complejo, más practico será hacer un mapeo o cartografía de quienes cuentan para el proceso, y en cada objetivo o cuestión central hacer un penta o multilema, para deconstruir (los ejes dominantes) y reconstruir (desde el eje emergente) los caminos en los que priorizar las tareas. En el eje dominante, entre los E. G. de Valor y sus opuestos (rivales dentro del sistema) suele haber varias posiciones intermedias. Saber analizarlas y distinguir las posiciones revolucionarias, o las reversivas, es un buen ejercicio para entenderlas, y ver qué posibilidades existen de que se puedan articular o no entre sí. Se puede salir de los ejes dominantes porque existen los ejes emergentes que van más allá de las dialécticas simples y deterministas.

Esta pluralidad de posiciones se puede considerar para articular posiciones que lo que pretenden en suma es cambiar la situación. En un plano, en torno al cruce de los ejes emergentes con los dominantes, suele haber bastantes posiciones confusas en sí mismas, pues se suele preferir aquellas formas de expresión que tratan de acapararlo todo con dos o tres palabras. Pero cada cual entiende una cosa diferente cuando las enuncia, y sobre todo las prácticas son las que acaban definiendo las distinciones posibles. Paradojas semánticas que encubren engaños y auto-engaños, por la incomodidad de hacer “análisis
concretos de las situaciones concretas”, o porque se quiere engañar sin más. Hay que tener mucho cuidado en no caer en las frases que parecen que todo lo asumen y que no sirven para practicar casi nada. Pero el que se pretenda tener claridad sobre los posibles caminos emergentes no quiere decir que se desprecien otras posiciones. Se puede pasar de aquellas “dialécticas excluyentes” a las “dialógicas incluyentes”. De las formas de la confrontación por las ideas a la unión de los opuestos, entender los espíritus de la contradicción y hacerlos funcionar inclusivamente. O sea usar análisis con poli-lemas y multi-praxis para revertir y desbordar los procesos.

Para ser operativos tratamos de razonar la crítica de los E. G. de V. y sus juegos perversos y fetichistas. Tanto hacia la izquierda, con predominio de las burocracias de las administraciones y sus clientelismos; como hacia la derecha, con sus mercados de capitales y explotaciones. Hace años, en la lógica de J. Galtung, presentamos unos esquemas que pueden ser un poco rígidos, como las pirámides, a base de triángulos contrapuestos. Arriba un polo amarillo, donde el Capital y el Estado se sintetizan, y están lo que hoy son los grandes decisores de la globalización, FMI, OMC, etc. Por debajo una  línea izquierda-derecha: del rojo de un Estado planifi cador central, al azul de un Mercado de libre competencia. Este eje horizontal ha sido en el siglo XX la referencia ideológica principal, pero hoy es muy discutible su utilidad para discernir las posiciones de China o de Irán, de Europa o de la India. En aquella pirámide habíamos colocado por abajo la emergencia de los movimientos sociales que se enfrentaban tanto a las administraciones centralistas y clientelares, como a los mercados explotadores de la tierra y de los trabajadores. Incluso, tras los debates mantenidos en el primer Foro Social Mundial, añadimos 6 características para confrontar los E. G. de Valor con otros alternativos:
Construir finanzas auto-centradas, tecnologías apropiadas, servicios con participación, consumos responsables, trabajos cooperativos, y comercios más justos.

El esquema que se presenta en Figura 2 también se puede leer como izquierda-derecha y arriba-abajo. La Financiarización Neo-liberal en este esquema ocupa el puesto de lo alto de la pirámide, pues la crisis actual la está mostrando como la verdadera convergencia de los intereses de la acumulación del capital con los poderes supra-estatales. Las luchas entre la izquierda y la derecha, sobre todo electorales, están ahí. Los movimientos, sin embargo, protagonizan mucho más las luchas de los de abajo contra los de arriba, por eso en el esquema se intenta destacar las fl echas que bajan con clientelismos y rivalidades, y las de las explotaciones y miedos.

Desde la Pirámide dominante (con su izquierda y su derecha), se intenta manejar la Comunicación y el Consumo. Pero también aparecen los Manglares rizomáticos emergentes (de los movimientos de abajo a arriba). La metáfora de los manglares es porque tienen tierra abajo con raíces rizomáticas, la mar que oculta la mayor parte de los troncos de la vida cotidiana, y una parte aérea que aflora. Las pirámides que conocemos son sólidas, de piedras bien construidas, y muchas de ellas son monumentos funerarios al despilfarro de los poderes dominantes. 

Figura 2. Luchas de la Pirámide dominante y los Manglares rizomáticos emergentes

El ojo de algún dios maneja la comunicación patriarcal para presentarse como un Padre que pone orden en las rivalidades humanas, y maneja los fetichismos y los miedos para hacer trabajar para su servicio tanto la explotación de la tierra como la de los humanos. Pero hay unas fuerzas contrapuestas de abajo a arriba, con muchas líneas variables de ejecución, que van abriendo brechas entre las piedras, pues surgen de las profundidades. Son los Pro-comunes en las bases y fondos de la realidad invisibilizada, y aún más abajo los Ecosistemas, cuya fuerza tampoco es contemplada por la economía política dominante. Así los Manglares emergentes pueden ser una metáfora útil para ilustrar lo que se quiere decir. Desde el fondo de interacciones cotidianas y muy plurales, desde las ayudas mutuas y desde la creatividad social de los movimientos hay una realidad emergente comunicativa y operativa.

El crecimiento de los manglares es constante y basado en las raíces de forma rizomática (recordamos la metáfora de Guattari) que se entrecruzan y que están invisibles para la dominación económica. Pero bajo el agua van emergiendo como culturas informales, domésticas, populares, dentro de la Pirámide de la economía política convencional. Suelen quedar ocultas porque no se cuentan en monedas, tanto lo concerniente a las relaciones cotidianas no monetarias, como a los aportes de la naturaleza. Es decir
toda la “economía de cuidados y solidaridad familiar y comunitaria”, y toda la “economía de recursos procomunes” como el agua, la tierra, los saberes, etc. y la misma evolución de la naturaleza, la diversidad de los ecosistemas. Pues aunque no se puedan o deban contar las unidades de vida para ser intercambiadas, son la base de los valores de la vida y de uso humano más imprescindibles. Por ejemplo en los Andes construir el Buen Vivir (Sumak
Kawsay), con el cooperativismo y la ayuda mutua, tiene entonces una serie de elementos que funcionan en red entre ellos desde su propia cultura. Pueden ser como las cadenas de valor o las redes endógenas, en donde cualquier elemento no puede actuar al margen de los otros seis elementos que se citan. Siempre se interactúa con la economía internacional y la local, y toda estrategia está en función de lo que ocurre con las otras partes de la comunicación social, la economía y la política (con la producción, migraciones, comercio, tecnologías, servicios, etc.). Cabe señalar la importancia de colaborar en las redes de apoyo mutuo con entidades que defiendan: 1. Trabajos ooperativos, 2. Consumos responsables, 3. Servicios participativos, 4. Tecnologías apropiadas, 5. Los Mercados más justos, y 6. Las Finanzas más éticas. Son claves de algunas de las experiencias que hemos conocido en Latinoamérica para la economía de tipo solidario. De manera que los objetivos del Buen Vivir, o si se quiere de la Calidad de Vida, pueden aterrizar en propuestas concretas y viables.

Las crisis que se provocan con el manejo de las nuevas tecnologías, también son contextos en los que cabe situarse. Por un lado el no reconocimiento de los saberes y tecnologías tradicionales de las localidades es un desperdicio para las economías endógenas y solidarias. Además se van perdiendo las ayudas mutuas comunitarias, la información no se sabe tanto cómo contrastarla con amigos de confianza, y estamos más a merced de los grandes emporios de información. Emporios multimedia vinculados a intereses transnacionales que hacen campañas en contra de las iniciativas económicas
solidarias o los movimientos sociales que entiendan que les pueden perjudicar. Se trata de una lucha prolongada entre la cúspide de la pirámide con grandes medios y muy concentrados, frente a unas iniciativas dispersas, que se mueven más con la comunicación cara a cara (o a través de internet) y que semejan más una maraña de hilos que un tejido bien articulado. Se crean informaciones” para estigmatizar movimientos molestos desde la cúspide de la pirámide como una tarea frecuente, y lo que hay que tener en cuenta  estratégicamente es cómo prevenirlo y responder desde las propias bases. En estos contextos de crisis hay que situarse, unas luchas donde solo sobreviven quienes tengan previstas estrategias, a partir de la credibilidad ganada en los movimientos porque la gente se sienta más segura en ellos.

No tiene que hacer de todo cada movimiento, otros pueden saber de tecno-política o de ingeniería social, o para que las economías locales progresen; pero sí ha de saber moverse en alianzas estratégicas para que sus recursos estén en un buen contexto sustentable. Pues solo desde una base colaborativa eficiente se pueden conseguir buenos resultados también para el Buen Vivir, y la Calidad de Vida. No tanto el Nivel de Vida (más consumo) sino de “vivir mejor” con lo que se necesita socialmente. Razonar desde movimientos de protesta, pero más desde propuestas construidas colectivamente, y desde una viabilidad comunicativa y económica para alcanzar lo que pueda llegar a ser una mejor calidad de vida para la mayoría. Y en los términos que decida la gente, que pueda ser el construir “las cuatro redes para Mejor-vivir” (Villasante, 1998), o ese Buen Vivir responsable que ahora está hasta en algunas Constituciones latinas.

3. Para la De-construcción de los dilemas dominantes

Antes de presentar la metodología concreta para la construcción de procesos de comunicación de forma auto-organizada colectivamente, es preciso hacer una breve referencia a los fundamentos teórico-prácticos de donde sale. Hay una referencia en anexo a un cuadro de autores y tendencias de las que hemos partido sobre todo en los últimos 20 años en el CIMAS, pero en síntesis el esquema que sigue ilustra lo fundamental. Este esquema es del tipo de los “penta-lemas” o “praxeología trancend” que suele usar Johan Galtung (2009), aunque aparecen 10 posiciones y no solo las 5 habituales. En el eje vertical está la disputa de las ideologías modernas universalistas con las críticas posmodernas (que en su extremo pueden ser cinismos del “todo vale”). Superando ambas posiciones, con auto-críticas de las ciencias modernas, aparecen los construccionismos sistémicos, sobre todo cuando avanzan los “sistemas emergentes”, y cuando pasan del ¿cómo? al ¿para qué? con las “praxeologías transcend”. Entre la crítica-crítica y los saberes populares, se puede avanzar hacia la Etnometodología preguntándonos por el ¿qué? de los discursos, o pasando a adoptar la posición del ¿quién?, de los movimientos
emancipadores o de-coloniales. Estos construccionismos empíricos pasarían de la abducción intuitiva y de la inducción de casos concretos, a la “traducción” como forma de entenderse entre los movimientos y los saberes (por ejemplo, citamos la ecología de saberes). Hay muchas posiciones posibles, donde lo universal solo es “lo que no queremos”, y solo en la medida de quienes no lo quieren. Pero es posible pasar a construcciones operativas, de-construyendo con los métodos transcend y de poli-lemas, y usando metodologías participativas. A partir de los Conjuntos de Acción ya se puede saber con quién se puede partir, ahora toca entrar en la “transducción” y la “socio-praxis”.


Figura 3. Nuevos avances construyendo con la acción y la auto-reflexividad

Aplicando este mismo tipo de esquema a casos prácticos de la literatura universal, se pueden ver las luchas de posiciones de referencia que se difunden y contraponen. Por ejemplo, los tipos de personajes que se tratan de estigmatizar o que emergen en las culturas respectivas donde son producidos. Aparte de los discursos morales de cada época, estos personajes han jugado y juegan un papel en la comunicación pública fundamental, son los prototipos que se muestran a favor o en contra, para justificar o rechazar tales o cuales conductas. Ninguno parece perfecto, pero siguen direcciones muy variadas y hasta contrapuestas. D. Quijote se contrapone con D. Juan, pero ambos se alejan del Dr. Fausto. La “picaresca” de la Celestina juega con todas las posiciones, pero no da salida estable a ninguna. Hamlet es el que juega con las fuerzas de los otros, para crear “escenarios creativos” de tal forma que en el propio proceso emerjan soluciones superadoras. No es solo la capacidad de D. Juan para seducir él solo, o la del Dr. Fausto para pactar con el diablo. No es la ensoñación quijotesca, o los engaños para sobrevivir como sea. Pero hay algo de todo eso en el juego reversivo, como lo hay en la “transducción” como forma de integrar y superar los otros procedimientos metodológicos. 

Figura 4. Ejemplos de referencia en la Literatura

Podemos deconstruir los contenidos de la comunicación con más ejemplos de pentalemas. Por ejemplo, los lenguajes ocultos y la picaresca de las clases populares son analizados por J. C. Scott (2003) para distinguir cuatro: El primer “discurso político” de “grupos subordinados” es “el público”: “halagador autorretrato de las elites” de contenidos “paternalistas”, etc. “Completamente diferente al anterior es el discurso oculto”, que corresponde a “una cultura política claramente disidente”; pues solo en la intimidad manifiestan “cólera, sus deseos de venganza, de autoafirmación…”. “Un tercer ámbito”… “una política del disfraz y del anonimato, que se ejerce públicamente, pero que está hecha para contener un doble significado o para proteger la identidad de los actores”: Los rumores, chismes, chistes, canciones, eufemismos, “los cuentos populares con un protagonista pícaro…astutos ardides y el espíritu vengativo de los débiles”. Y la cuarta posición “expresa un desafío y una oposición abierta”, que rompe el juego y provoca una “escalada de palabras y actos cada vez más atrevidos”. Pero a partir de la mitad del libro aparecen otros ejemplos prácticos con una quinta posición de tipo emergente y superadora de la propia picaresca.

Este autor avanza hasta una tecno-política de la implicación social: “Queremos mostrar que ni las formas cotidianas de resistencia, ni la insurrección ocasional se pueden entender sin tener en cuenta los espacios sociales cerrados en los cuales esa resistencia se alimenta y adquiere sentido. Si se hiciera con la minucia que no podemos utilizar aquí, dicho análisis esbozaría una tecnología y una práctica de la resistencia, similares al análisis que hizo Foucault de la tecnología de la dominación”. Scott cita a Eric Hobsbawm: “Los de color han aprendido a hacerse los tontos. Así pueden lograr muchas cosas. Yo mismo en realidad no los conozco. No creo que sea posible conocerlos…” y sigue Scott: “Al hacerse los tontos, los subordinados usan creativamente los estereotipos que les aplican…
Eric Hobsbawn pudo afi rmar que “el rechazo a entender es una manifestación de la lucha de clases”. Y más adelante, como “el lenguaje se encuentra saturado de relaciones de poder”, nos recuerda que “en Francia los carnavales que originariamente la Iglesia y los ayuntamientos toleraban y hasta autorizaban, fueron posteriormente prohibidos cuando la plebe se apropió de ellos y los utilizó con fi nes dudosos. Bajtín señala que, por ejemplo, las sociedades populares formadas para crear farsas… fueron muchas veces “el blanco de prohibiciones y persecuciones y se terminó disolviendo a los
Basochiens” (Scott, 2003).

Y Scott plantea ejemplos concretos para revertir situaciones: “Una elite dominante trabaja incesantemente para mantener y extender su control material y su presencia simbólica. Por su parte, un grupo subordinado se ingenia estrategias para frustrar y revertir esa apropiación y también para conquistar libertades simbólicas… Ninguna victoria es para siempre… La naturalización de la dominación siempre se pone a prueba en espacios reducidos pero significativos, especialmente en el punto donde se ejerce el
poder”. Toma como ejemplo de reversión, en Polonia, la lucha del Sindicato Solidaridad: “Toda la situación era una inversión ritual. La clase obrera se había movilizado para enfrentarse abiertamente al partido oficial proletario. Como decía una declaración: “Al partido gobernante lo está juzgando la clase que supuestamente le da su prestigio y en nombre de la cual dice gobernar”. La declaración pública del discurso oculto ante los detentadores del poder no fue una fi gura retórica”. Este análisis deconstructivo de lo que dice el poder se juega con las contradicciones del mismo, y con la construcción de una “Idea-fuerza”, que va más allá de la oposición formal o de la picaresca.
  
Siguiendo con estas aplicaciones de penta-lemas podemos hacer un ejercicio más actual, para deconstruir también las posiciones estéticas de notable éxito en nuestras culturas. Las películas de J. Bond o de Los Piratas del Caribe tienen su trasfondo y su significación como justificación de actitudes políticas que nos afectan a todas las personas. Las músicas de Musicales o el Heavy Metal forman parte de “hipertextos” que contribuyen a unas u otras actitudes e implicaciones sociales. Las máscaras de Anonimus, los comics de la Aldea Gala, o de La Pantera Rosa (sub-realista muchas veces), son formas
distintas de comunicar un eje emergente que desborda los otros ejemplos. Por ejemplo los movimientos indígenas, en defensa de sus territorios, suelen jugar con las contradicciones y mala conciencia de una parte de los colonizadores, revertiendo sus pretensiones “civilizadoras”. Los “movimientos indignados” no han caído en el juego de auto-calificarse anti-sistema, sino de señalar al sistema como anti- 99% de la población. La inteligencia creativa y colectiva para saber situarse en la comunicación es una de las claves principales para no dejarse atrapar en los juegos de los Equivalentes de Valor dominantes. 


Figura 5. Iconos/Estéticas de los estilos comunicativos

En un plano con muchas posibilidades intermedias, o con agrupaciones de varias de ellas, las soluciones concretas no están prefijadas. Son posibles varias articulaciones o líneas de acción comunicativas, según los intereses en juego y los análisis de los movimientos implicados. Pero es bueno disponer de un cuadro o esquema que deconstruya los intereses en presencia, para no quedarse reducidos a los dilemas en que suelen atraparnos los Equivalentes Generales de Valor. A partir de estos análisis de tecnopolítica
implicada es posible construir con la gente lo que llamamos una Idea-fuerza. Es

decir, una idea comunicativa que incluya aspectos sustantivos de las otras posiciones, lógicamente los que sean compatibles y superadores de los bloqueos que se estén produciendo. La construcción colectiva de la Idea-Fuerza precisa de un primer paso de saber escuchar, de un análisis deconstructivo del tipo de los que venimos mostrando, y luego de propuestas para una integración de los opuestos. Para ello es útil la “fuerza de las relaciones débiles” (Granovetter, 2000). O sea, la fuerza de quien se puede colocar, con cierta distancia tecno-política, entre las relaciones densas de los movimientos, a partir del “mapeo” de los “conjuntos de acción”, con reuniones o talleres que permitan crear espacios y escenarios para la creatividad social.