2. Desbordes Reversivos en las luchas de los Manglares
“Para la ecología de saberes no es central la distinción entre
estructura y agencia, como es el caso de las ciencia sociales, sino la
distinción entre acción conformista y lo que yo he propuesto llamar
acción-con-clinamen.” B. S. Santos (2010) toma la expresión de los átomos de
Epicuro y Lucrecio: “A diferencia de lo que sucede en la acción revolucionaria,
la creatividad de la acción-con-clinamem no está basada en la ruptura dramática
sino en un viraje o desviación leve cuyos efectos acumulativos rinden
posiblemente a las combinaciones complejas y creativas, entre los átomos por lo
tanto también entre seres vivos y grupos
sociales. El clinamen no rechaza el pasado; por el contrario, asume y
redime el pasado al tiempo que se desvía de él”. Matos Mar (1984)
había acuñado la expresión “desborde popular” para las formas de hacer los
movimientos de base en Perú hace décadas. Jesús Ibáñez (1994) había usado “reversivo”
como distinto y más profundo que “revolucionario”. Y nosotros mismos solemos
usar “desbordes reversivos” para este hacer, más “semilla” que “huracán”, más
rebeldía permanente que ruptura de un momento. No hay porqué quedarse
encerrados en el dilema de reforma o revolución. Hay variadas formas de ruptura
con lo establecido que no pasan solo por el cambio de manos del poder, sino por
cambiar lo que son las formas del poder-dominación al poder-hacer.
La “desviación leve” que propone B. S. Santos suena, además de a
la metáfora del comportamiento de los átomos, al conocido “efecto mariposa” que
las ciencias actuales han puesto de moda. Lo que le da en este autor un grado
de “espontaneidad”, “inexplicabilidad, a la acción creativa que nos parece poco
operativa como propuesta. En Desbordes Creativos (2006) ya avanzábamos algunas
formas para hacer prácticas estas estrategias de los movimientos populares. El
análisis de las contradicciones de los poderes establecidos es básico para
poder establecer procesos reversivos. No se trata de esperar a
que se produzcan los saltos o huracanes a partir de “los efectos
mariposa” de la vida cotidiana, de las “desviaciones leves”. Más que las
desviaciones (pueden ir en muchas direcciones), se debe tratar de construir
desbordes (llevar más lejos y más consecuentemente algunas de las
contradicciones que tiene el propio poder). Para ello hay que conocer los
puntos débiles, las fracturas entre la comunicación de los dominantes, la
incoherencia entre el decir y el hacer, los conjuntos de acción y también los
aislamientos de los sectores populares, etc.
Los “desbordes reversivos” no es hacer reformas dentro del
sistema, ni romper
frontalmente con este sistema desde otro enfrentado. Más bien es
romper desde dentro del sistema, llevándolo a contradicciones con él mismo,
desde la hipocresía de lo que dice que hace y no es capaz de hacer. Por
ejemplo, evidenciar que las acumulaciones (posesiones, finanzas, poderes,
dogmas) son las causas últimas de la falta de mínimas seguridades de la gente
en sus usos cotidianos. Que las medidas de sus Equivalentes Generales de Valor
son las que explotan y quitan valor a lo que la gente está produciendo, a las
democracias deliberativas y participativas, a las soberanías alimentarias, a la
creatividad
social, etc. Y que los sistemas emergentes que están apareciendo en la
sociedad local o regional son los que se muestran más eficientes
para los valores de uso de la población, y que deben desbordar a los antiguos
valores y poderes. Son procesos convulsos, pero inevitables, en donde las
estrategias populares van construyendo con la gente sus propios caminos. Son
procesos de acumulación de fuerzas sociales, disputa de la hegemonía desde el ámbito
de lo más personal hasta los aspectos más globales. Desde luego se confirma que
hay “desbordes reversivos” cuando se cuestionan en los circuitos más generales
de comunicación. Es decir, sobre todo cuando acaban por cambiar los Equivalentes
Generales de Valor (las reglas hasta
entonces incuestionadas).
En los esquemas que venimos refiriendo no solo hay dos posiciones
o dilemas, sino varios cruzados. Por lo menos penta-lemas, poli-lemas o
multi-lemas, pues de-construir los poderes y los E. G. de Valor, no es como
oponer una fuerza a otra, sino saberse situar en un campo de fuerzas que se mueven con distintas
direcciones y sentidos. Aparecen contradicciones
en el decir y en el hacer dentro de cada posición, hay contradicciones entre
las posiciones por razones de clase, de formación patriarcal, de ideologías, de
generaciones, interétnicas, etc. Pero en vez de quedarnos asegurando que todo
es muy complejo, más practico será hacer un mapeo o cartografía de quienes
cuentan para el proceso, y en cada objetivo o cuestión central hacer un penta o
multilema, para deconstruir (los ejes dominantes) y reconstruir (desde el eje
emergente) los caminos en los que priorizar las tareas. En el eje dominante,
entre los E. G. de Valor y sus opuestos (rivales dentro del sistema) suele
haber varias posiciones intermedias. Saber analizarlas y distinguir las
posiciones revolucionarias, o las reversivas, es un buen ejercicio para entenderlas,
y ver qué posibilidades existen de que se puedan articular o no entre sí. Se puede
salir de los ejes dominantes porque existen los ejes emergentes que van más
allá de las dialécticas simples y deterministas.
Esta pluralidad de posiciones se puede considerar para articular
posiciones que lo que pretenden en suma es cambiar la situación. En un plano,
en torno al cruce de los ejes emergentes con los dominantes, suele haber
bastantes posiciones confusas en sí mismas, pues se suele preferir aquellas
formas de expresión que tratan de acapararlo todo con dos o tres palabras. Pero
cada cual entiende una cosa diferente cuando las enuncia, y sobre todo las
prácticas son las que acaban definiendo las distinciones posibles. Paradojas semánticas
que encubren engaños y auto-engaños, por la incomodidad de hacer “análisis
concretos de las situaciones concretas”, o porque se quiere
engañar sin más. Hay que tener mucho cuidado en no caer en las frases que
parecen que todo lo asumen y que no sirven para practicar casi nada. Pero el
que se pretenda tener claridad sobre los posibles caminos emergentes no quiere
decir que se desprecien otras posiciones. Se puede pasar de aquellas “dialécticas
excluyentes” a las “dialógicas incluyentes”. De las formas de la confrontación
por las ideas a la unión de los opuestos, entender los espíritus de la contradicción
y hacerlos funcionar inclusivamente. O sea usar análisis con poli-lemas y multi-praxis para revertir y
desbordar los procesos.
Para ser operativos tratamos de razonar la crítica de los E. G. de
V. y sus juegos perversos y fetichistas. Tanto hacia la izquierda, con
predominio de las burocracias de las administraciones y sus clientelismos; como
hacia la derecha, con sus mercados de capitales y explotaciones. Hace años, en
la lógica de J. Galtung, presentamos unos esquemas que pueden ser un poco rígidos, como las pirámides, a
base de triángulos contrapuestos.
Arriba un polo amarillo, donde el Capital y el Estado se sintetizan, y están lo
que hoy son los grandes decisores de la globalización, FMI, OMC, etc. Por debajo
una línea izquierda-derecha: del rojo de un Estado planifi cador
central, al azul de un Mercado de libre competencia. Este eje horizontal ha
sido en el siglo XX la referencia ideológica principal, pero hoy es muy
discutible su utilidad para discernir las posiciones de China o de Irán, de
Europa o de la India. En aquella pirámide habíamos colocado por abajo la emergencia
de los movimientos sociales que se enfrentaban tanto a las administraciones centralistas
y clientelares, como a los mercados explotadores de la tierra y de los trabajadores.
Incluso, tras los debates mantenidos en el primer Foro Social Mundial, añadimos
6 características para confrontar los E. G. de Valor con otros alternativos:
Construir finanzas auto-centradas, tecnologías apropiadas,
servicios con participación, consumos responsables, trabajos cooperativos, y
comercios más justos.
El esquema que se presenta en Figura 2 también se puede leer como
izquierda-derecha y arriba-abajo. La Financiarización Neo-liberal en este
esquema ocupa el puesto de lo alto de la pirámide, pues la crisis actual la
está mostrando como la verdadera convergencia de los intereses de la
acumulación del capital con los poderes supra-estatales. Las luchas entre la
izquierda y la derecha, sobre todo electorales, están ahí. Los movimientos, sin
embargo, protagonizan mucho más las luchas de los de abajo contra los de
arriba, por eso en el esquema se intenta destacar las fl echas que bajan con
clientelismos y rivalidades, y las de las explotaciones y miedos.
Desde la Pirámide dominante (con su izquierda y su derecha), se
intenta manejar la Comunicación y el Consumo. Pero también aparecen los
Manglares rizomáticos emergentes (de los movimientos de abajo a arriba). La
metáfora de los manglares es porque tienen tierra abajo con raíces rizomáticas,
la mar que oculta la mayor parte de los troncos de la vida cotidiana, y una
parte aérea que aflora. Las pirámides que conocemos son sólidas, de piedras
bien construidas, y muchas de ellas son monumentos funerarios al despilfarro de
los poderes dominantes.
Figura
2. Luchas de la Pirámide dominante y los Manglares rizomáticos emergentes
El ojo de algún dios maneja la comunicación patriarcal para presentarse como un Padre que pone orden en las rivalidades humanas, y maneja
los fetichismos y los miedos para hacer trabajar para su servicio tanto la explotación
de la tierra como la de los humanos. Pero hay unas fuerzas contrapuestas de abajo
a arriba, con muchas líneas variables de ejecución, que van abriendo brechas
entre las piedras, pues surgen de las profundidades. Son los Pro-comunes en las bases y fondos de la
realidad invisibilizada, y aún más abajo los Ecosistemas, cuya fuerza tampoco
es contemplada por la economía política dominante. Así los Manglares emergentes pueden ser una metáfora útil para
ilustrar lo que se quiere decir. Desde el fondo de interacciones cotidianas y
muy plurales, desde las ayudas mutuas y desde la creatividad social de los movimientos hay una realidad emergente
comunicativa y operativa.
El crecimiento de los manglares es constante y basado en las
raíces de forma rizomática (recordamos la metáfora de Guattari) que se
entrecruzan y que están invisibles para la dominación económica. Pero bajo el
agua van emergiendo como culturas informales, domésticas, populares, dentro de
la Pirámide de la economía política convencional. Suelen quedar ocultas porque no se cuentan
en monedas, tanto lo concerniente a las relaciones cotidianas no monetarias,
como a los aportes de la naturaleza.
Es decir
toda la “economía de cuidados y solidaridad familiar y comunitaria”,
y toda la “economía de recursos procomunes” como el agua, la tierra, los
saberes, etc. y la misma evolución de la naturaleza, la diversidad de los
ecosistemas. Pues aunque no se puedan o deban contar las unidades de vida para
ser intercambiadas, son la base de los valores de la vida y de uso humano más
imprescindibles. Por ejemplo en los Andes construir el Buen Vivir (Sumak
Kawsay), con el cooperativismo y la ayuda mutua, tiene entonces
una serie de elementos que funcionan en red entre ellos desde su propia
cultura. Pueden ser como las cadenas de valor o las redes endógenas, en donde
cualquier elemento no puede actuar al margen de los otros seis elementos que se
citan. Siempre se interactúa con la economía internacional y la local, y toda
estrategia está en función de lo que ocurre con las otras partes de la comunicación
social, la economía y la política (con la producción, migraciones, comercio, tecnologías,
servicios, etc.). Cabe señalar la importancia de colaborar en las redes de apoyo mutuo con entidades que defiendan: 1. Trabajos ooperativos, 2. Consumos responsables,
3. Servicios participativos, 4. Tecnologías apropiadas, 5. Los Mercados más justos,
y 6. Las Finanzas más éticas. Son claves de algunas de las experiencias que
hemos conocido en Latinoamérica para la economía de tipo solidario. De manera
que los objetivos del Buen Vivir, o si se quiere de la Calidad de Vida, pueden
aterrizar en propuestas concretas y viables.
Las crisis que se provocan con el manejo de las nuevas
tecnologías, también son contextos en los que cabe situarse. Por un lado el no
reconocimiento de los saberes y tecnologías tradicionales de las localidades es
un desperdicio para las economías endógenas y solidarias. Además se van perdiendo las ayudas mutuas
comunitarias, la información no se sabe tanto cómo contrastarla con amigos de
confianza, y estamos más a merced de los grandes emporios de información. Emporios multimedia vinculados a intereses transnacionales que
hacen campañas en contra de las iniciativas económicas
solidarias o los movimientos sociales que entiendan que les pueden
perjudicar. Se trata de una lucha prolongada entre la cúspide de la pirámide
con grandes medios y muy concentrados, frente a unas iniciativas dispersas, que
se mueven más con la comunicación cara a cara (o a través de internet) y que
semejan más una maraña de hilos que un tejido bien articulado. Se crean informaciones”
para estigmatizar movimientos molestos desde la cúspide de la pirámide como una
tarea frecuente, y lo que hay que tener en cuenta estratégicamente es cómo prevenirlo y responder desde las propias
bases. En estos contextos de crisis hay que situarse, unas luchas donde solo
sobreviven quienes tengan previstas estrategias, a partir de la credibilidad
ganada en los movimientos porque la gente se sienta más segura en ellos.
No tiene que hacer de todo cada movimiento, otros pueden saber de
tecno-política o de ingeniería social, o para que las economías locales
progresen; pero sí ha de saber moverse en alianzas estratégicas para que sus
recursos estén en un buen contexto sustentable. Pues solo desde una base
colaborativa eficiente se pueden conseguir buenos resultados también para el
Buen Vivir, y la Calidad de Vida. No tanto el Nivel de Vida (más consumo) sino
de “vivir mejor” con lo que se necesita socialmente. Razonar desde movimientos
de protesta, pero más desde propuestas construidas colectivamente, y desde una
viabilidad comunicativa y económica para alcanzar lo que pueda llegar a ser una
mejor calidad de vida para la mayoría. Y en los términos que decida la gente,
que pueda ser el construir “las cuatro redes para Mejor-vivir” (Villasante,
1998), o ese Buen Vivir responsable que ahora está hasta en algunas
Constituciones latinas.
3. Para la De-construcción de los dilemas dominantes
Antes de presentar la metodología concreta para la construcción de
procesos de comunicación de forma auto-organizada colectivamente, es preciso
hacer una breve referencia a los fundamentos teórico-prácticos de donde sale.
Hay una referencia en anexo a un cuadro de autores y tendencias de las que
hemos partido sobre todo en los últimos 20 años en el CIMAS, pero en síntesis
el esquema que sigue ilustra lo fundamental. Este esquema es del tipo de los “penta-lemas”
o “praxeología trancend” que suele usar Johan Galtung (2009), aunque aparecen
10 posiciones y no solo las 5 habituales. En el eje vertical está la disputa de
las ideologías modernas universalistas con las críticas posmodernas (que en su
extremo pueden ser cinismos del “todo vale”). Superando ambas posiciones, con
auto-críticas de las ciencias modernas, aparecen los construccionismos sistémicos, sobre todo cuando avanzan los “sistemas emergentes”, y cuando
pasan del ¿cómo? al ¿para qué? con las “praxeologías transcend”. Entre la
crítica-crítica y los saberes populares, se puede avanzar hacia la Etnometodología preguntándonos por el ¿qué? de los discursos, o pasando a adoptar
la posición del ¿quién?, de los movimientos
emancipadores o de-coloniales. Estos construccionismos empíricos
pasarían de la abducción intuitiva y de la inducción de casos concretos, a la “traducción”
como forma de entenderse entre los movimientos y los saberes (por ejemplo,
citamos la ecología de saberes). Hay muchas posiciones posibles, donde lo
universal solo es “lo que no queremos”, y solo en la medida de quienes no lo
quieren. Pero es posible pasar a construcciones operativas, de-construyendo con
los métodos transcend y de poli-lemas, y usando metodologías participativas. A
partir de los Conjuntos de Acción ya se puede saber con quién se puede partir,
ahora toca entrar en la “transducción” y la “socio-praxis”.
Figura
3. Nuevos avances construyendo con la acción y la auto-reflexividad
Aplicando este mismo tipo de esquema a casos prácticos de la literatura universal, se pueden ver las luchas de posiciones de referencia que se difunden y contraponen. Por ejemplo, los tipos de personajes que se tratan de estigmatizar o que emergen en las culturas respectivas donde son producidos. Aparte de los discursos morales de cada época, estos personajes han jugado y
juegan un papel en la comunicación pública fundamental, son los prototipos que
se muestran a favor o en contra, para justificar o rechazar tales o cuales
conductas. Ninguno parece perfecto, pero siguen direcciones muy variadas y
hasta contrapuestas. D. Quijote se contrapone con D. Juan, pero ambos se alejan
del Dr. Fausto. La “picaresca” de la Celestina juega con todas las posiciones,
pero no da salida estable a ninguna. Hamlet es el que juega con las fuerzas de
los otros, para crear “escenarios creativos” de tal forma que en el propio
proceso emerjan soluciones superadoras. No es solo la capacidad de D. Juan para
seducir él solo, o la del Dr. Fausto para pactar con el diablo. No es la
ensoñación quijotesca, o los engaños para sobrevivir como sea. Pero hay algo de
todo eso en el juego reversivo, como lo hay en la “transducción” como forma de
integrar y superar los otros procedimientos metodológicos.
Figura
4. Ejemplos de referencia en la Literatura
Podemos deconstruir los contenidos de la comunicación con más
ejemplos de pentalemas. Por ejemplo, los lenguajes ocultos y la picaresca de
las clases populares son analizados por J. C. Scott (2003) para distinguir
cuatro: El primer “discurso político” de “grupos subordinados” es “el público”:
“halagador autorretrato de las elites” de contenidos “paternalistas”, etc. “Completamente
diferente al anterior es el discurso oculto”, que corresponde a “una cultura
política claramente disidente”; pues solo en la intimidad manifiestan “cólera,
sus deseos de venganza, de autoafirmación…”. “Un tercer ámbito”… “una política
del disfraz y del anonimato, que se ejerce públicamente, pero que está hecha
para contener un doble significado o para proteger la identidad de los actores”:
Los rumores, chismes, chistes, canciones, eufemismos, “los cuentos populares con
un protagonista pícaro…astutos ardides y el espíritu vengativo de los débiles”.
Y la cuarta posición “expresa un desafío y una oposición abierta”, que rompe el
juego y provoca una “escalada de palabras y actos cada vez más atrevidos”. Pero
a partir de la mitad del libro aparecen otros ejemplos prácticos con una quinta
posición de tipo emergente y superadora de la propia picaresca.
Este autor avanza hasta una tecno-política de la implicación
social: “Queremos mostrar que ni las formas cotidianas de resistencia, ni la
insurrección ocasional se pueden entender sin tener en cuenta los espacios
sociales cerrados en los cuales esa resistencia se alimenta y adquiere sentido.
Si se hiciera con la minucia que no podemos utilizar aquí, dicho análisis
esbozaría una tecnología y una práctica de la resistencia, similares al análisis
que hizo Foucault de la tecnología de la dominación”. Scott cita a Eric
Hobsbawm: “Los de color han aprendido a hacerse los tontos. Así pueden lograr
muchas cosas. Yo mismo en realidad no los conozco. No creo que sea posible
conocerlos…” y sigue Scott: “Al hacerse los tontos, los subordinados usan
creativamente los estereotipos que les aplican…
Eric Hobsbawn pudo afi rmar que “el rechazo a entender es una manifestación de la lucha de clases”. Y más adelante, como “el lenguaje se encuentra saturado de relaciones de poder”, nos recuerda que “en Francia los carnavales que originariamente
la Iglesia y los ayuntamientos toleraban y hasta autorizaban, fueron
posteriormente prohibidos cuando la plebe se apropió de ellos y los utilizó con
fi nes dudosos. Bajtín señala que, por ejemplo, las sociedades populares
formadas para crear farsas… fueron muchas veces “el blanco de prohibiciones y
persecuciones y se terminó disolviendo a los
Basochiens” (Scott, 2003).
Y Scott plantea ejemplos concretos para revertir situaciones: “Una
elite dominante trabaja incesantemente para mantener y extender su control
material y su presencia simbólica. Por su parte, un grupo subordinado se ingenia
estrategias para frustrar y revertir esa apropiación y también para conquistar
libertades simbólicas… Ninguna victoria es para siempre… La naturalización de
la dominación siempre se pone a prueba en espacios reducidos pero
significativos, especialmente en el punto donde se ejerce el
poder”. Toma como ejemplo de reversión, en Polonia, la lucha del
Sindicato Solidaridad: “Toda la situación era una inversión ritual. La clase
obrera se había movilizado para enfrentarse abiertamente al partido oficial
proletario. Como decía una declaración: “Al partido gobernante lo está juzgando
la clase que supuestamente le da su prestigio y en nombre de la cual dice
gobernar”. La declaración pública del discurso oculto ante los detentadores del
poder no fue una fi gura retórica”. Este análisis deconstructivo de lo que dice
el poder se juega con las contradicciones del mismo, y con la construcción de
una “Idea-fuerza”, que va más allá de la oposición formal o de la picaresca.
Siguiendo con estas aplicaciones de penta-lemas podemos hacer un
ejercicio más actual, para deconstruir
también las posiciones estéticas de notable éxito en nuestras culturas. Las películas de J. Bond o de Los Piratas del Caribe tienen su
trasfondo y su significación como justificación de actitudes políticas que nos
afectan a todas las personas. Las músicas de Musicales o el Heavy Metal forman
parte de “hipertextos” que contribuyen a unas u otras actitudes e implicaciones
sociales. Las máscaras de Anonimus, los comics de la Aldea Gala, o de La
Pantera Rosa (sub-realista muchas veces), son formas
distintas de comunicar un eje emergente que desborda los otros
ejemplos. Por ejemplo los movimientos indígenas, en defensa de sus territorios,
suelen jugar con las contradicciones y mala conciencia de una parte de los
colonizadores, revertiendo sus pretensiones “civilizadoras”. Los “movimientos
indignados” no han caído en el juego de auto-calificarse anti-sistema, sino de
señalar al sistema como anti- 99% de la población. La inteligencia creativa y
colectiva para saber situarse en la comunicación es una de las claves
principales para no dejarse atrapar en los juegos de los Equivalentes de Valor dominantes.
Figura
5. Iconos/Estéticas de los estilos comunicativos
En un plano con muchas posibilidades intermedias, o con
agrupaciones de varias de ellas, las soluciones concretas no están prefijadas.
Son posibles varias articulaciones o líneas de acción comunicativas, según los
intereses en juego y los análisis de los movimientos implicados. Pero es bueno
disponer de un cuadro o esquema que
deconstruya los intereses en presencia, para no quedarse reducidos a los
dilemas en que suelen atraparnos los Equivalentes Generales de Valor. A partir de estos análisis de tecnopolítica
implicada es posible construir con la gente lo que llamamos una
Idea-fuerza. Es
decir, una idea comunicativa que incluya aspectos sustantivos de
las otras posiciones, lógicamente los que sean compatibles y superadores de los
bloqueos que se estén produciendo. La construcción colectiva de la Idea-Fuerza
precisa de un primer paso de saber escuchar, de un análisis deconstructivo del
tipo de los que venimos mostrando, y luego de propuestas para una integración
de los opuestos. Para ello es útil la “fuerza de las relaciones débiles”
(Granovetter, 2000). O sea, la fuerza de quien se puede colocar, con cierta
distancia tecno-política, entre las relaciones densas de los movimientos, a
partir del “mapeo” de los “conjuntos de acción”, con reuniones o talleres que
permitan crear espacios y escenarios para la creatividad social.
No hay comentarios:
Publicar un comentario