jueves, 1 de febrero de 2018

Medidas para la sustentabilidad, con metodologías participativas 2/ 3

2. Desbordes Reversivos en las luchas de los Manglares

“Para la ecología de saberes no es central la distinción entre estructura y agencia, como es el caso de las ciencia sociales, sino la distinción entre acción conformista y lo que yo he propuesto llamar acción-con-clinamen.” B. S. Santos (2010) toma la expresión de los átomos de Epicuro y Lucrecio: “A diferencia de lo que sucede en la acción revolucionaria, la creatividad de la acción-con-clinamem no está basada en la ruptura dramática sino en un viraje o desviación leve cuyos efectos acumulativos rinden posiblemente a las combinaciones complejas y creativas, entre los átomos por lo tanto también  entre seres vivos y grupos sociales. El clinamen no rechaza el pasado; por el contrario, asume y
redime el pasado al tiempo que se desvía de él”. Matos Mar (1984) había acuñado la expresión “desborde popular” para las formas de hacer los movimientos de base en Perú hace décadas. Jesús Ibáñez (1994) había usado “reversivo” como distinto y más profundo que “revolucionario”. Y nosotros mismos solemos usar “desbordes reversivos” para este hacer, más “semilla” que “huracán”, más rebeldía permanente que ruptura de un momento. No hay porqué quedarse encerrados en el dilema de reforma o revolución. Hay variadas formas de ruptura con lo establecido que no pasan solo por el cambio de manos del poder, sino por cambiar lo que son las formas del poder-dominación al poder-hacer.

La “desviación leve” que propone B. S. Santos suena, además de a la metáfora del comportamiento de los átomos, al conocido “efecto mariposa” que las ciencias actuales han puesto de moda. Lo que le da en este autor un grado de “espontaneidad”, “inexplicabilidad, a la acción creativa que nos parece poco operativa como propuesta. En Desbordes Creativos (2006) ya avanzábamos algunas formas para hacer prácticas estas estrategias de los movimientos populares. El análisis de las contradicciones de los poderes establecidos es básico para poder establecer procesos reversivos. No se trata de esperar a
que se produzcan los saltos o huracanes a partir de “los efectos mariposa” de la vida cotidiana, de las “desviaciones leves”. Más que las desviaciones (pueden ir en muchas direcciones), se debe tratar de construir desbordes (llevar más lejos y más consecuentemente algunas de las contradicciones que tiene el propio poder). Para ello hay que conocer los puntos débiles, las fracturas entre la comunicación de los dominantes, la incoherencia entre el decir y el hacer, los conjuntos de acción y también los aislamientos de los sectores populares, etc.

Los “desbordes reversivos” no es hacer reformas dentro del sistema, ni romper
frontalmente con este sistema desde otro enfrentado. Más bien es romper desde dentro del sistema, llevándolo a contradicciones con él mismo, desde la hipocresía de lo que dice que hace y no es capaz de hacer. Por ejemplo, evidenciar que las acumulaciones (posesiones, finanzas, poderes, dogmas) son las causas últimas de la falta de mínimas seguridades de la gente en sus usos cotidianos. Que las medidas de sus Equivalentes Generales de Valor son las que explotan y quitan valor a lo que la gente está produciendo, a las democracias deliberativas y participativas, a las soberanías alimentarias, a la
 creatividad social, etc. Y que los sistemas emergentes que están apareciendo en la
sociedad local o regional son los que se muestran más eficientes para los valores de uso de la población, y que deben desbordar a los antiguos valores y poderes. Son procesos convulsos, pero inevitables, en donde las estrategias populares van construyendo con la gente sus propios caminos. Son procesos de acumulación de fuerzas sociales, disputa de la hegemonía desde el ámbito de lo más personal hasta los aspectos más globales. Desde luego se confirma que hay “desbordes reversivos” cuando se cuestionan en los circuitos más generales de comunicación. Es decir, sobre todo cuando acaban por cambiar los Equivalentes Generales de Valor  (las reglas hasta entonces incuestionadas).

En los esquemas que venimos refiriendo no solo hay dos posiciones o dilemas, sino varios cruzados. Por lo menos penta-lemas, poli-lemas o multi-lemas, pues de-construir los poderes y los E. G. de Valor, no es como oponer una fuerza a otra, sino saberse situar en un campo de fuerzas que se mueven con distintas direcciones y sentidos. Aparecen contradicciones en el decir y en el hacer dentro de cada posición, hay contradicciones entre las posiciones por razones de clase, de formación patriarcal, de ideologías, de generaciones, interétnicas, etc. Pero en vez de quedarnos asegurando que todo es muy complejo, más practico será hacer un mapeo o cartografía de quienes cuentan para el proceso, y en cada objetivo o cuestión central hacer un penta o multilema, para deconstruir (los ejes dominantes) y reconstruir (desde el eje emergente) los caminos en los que priorizar las tareas. En el eje dominante, entre los E. G. de Valor y sus opuestos (rivales dentro del sistema) suele haber varias posiciones intermedias. Saber analizarlas y distinguir las posiciones revolucionarias, o las reversivas, es un buen ejercicio para entenderlas, y ver qué posibilidades existen de que se puedan articular o no entre sí. Se puede salir de los ejes dominantes porque existen los ejes emergentes que van más allá de las dialécticas simples y deterministas.

Esta pluralidad de posiciones se puede considerar para articular posiciones que lo que pretenden en suma es cambiar la situación. En un plano, en torno al cruce de los ejes emergentes con los dominantes, suele haber bastantes posiciones confusas en sí mismas, pues se suele preferir aquellas formas de expresión que tratan de acapararlo todo con dos o tres palabras. Pero cada cual entiende una cosa diferente cuando las enuncia, y sobre todo las prácticas son las que acaban definiendo las distinciones posibles. Paradojas semánticas que encubren engaños y auto-engaños, por la incomodidad de hacer “análisis
concretos de las situaciones concretas”, o porque se quiere engañar sin más. Hay que tener mucho cuidado en no caer en las frases que parecen que todo lo asumen y que no sirven para practicar casi nada. Pero el que se pretenda tener claridad sobre los posibles caminos emergentes no quiere decir que se desprecien otras posiciones. Se puede pasar de aquellas “dialécticas excluyentes” a las “dialógicas incluyentes”. De las formas de la confrontación por las ideas a la unión de los opuestos, entender los espíritus de la contradicción y hacerlos funcionar inclusivamente. O sea usar análisis con poli-lemas y multi-praxis para revertir y desbordar los procesos.

Para ser operativos tratamos de razonar la crítica de los E. G. de V. y sus juegos perversos y fetichistas. Tanto hacia la izquierda, con predominio de las burocracias de las administraciones y sus clientelismos; como hacia la derecha, con sus mercados de capitales y explotaciones. Hace años, en la lógica de J. Galtung, presentamos unos esquemas que pueden ser un poco rígidos, como las pirámides, a base de triángulos contrapuestos. Arriba un polo amarillo, donde el Capital y el Estado se sintetizan, y están lo que hoy son los grandes decisores de la globalización, FMI, OMC, etc. Por debajo una  línea izquierda-derecha: del rojo de un Estado planifi cador central, al azul de un Mercado de libre competencia. Este eje horizontal ha sido en el siglo XX la referencia ideológica principal, pero hoy es muy discutible su utilidad para discernir las posiciones de China o de Irán, de Europa o de la India. En aquella pirámide habíamos colocado por abajo la emergencia de los movimientos sociales que se enfrentaban tanto a las administraciones centralistas y clientelares, como a los mercados explotadores de la tierra y de los trabajadores. Incluso, tras los debates mantenidos en el primer Foro Social Mundial, añadimos 6 características para confrontar los E. G. de Valor con otros alternativos:
Construir finanzas auto-centradas, tecnologías apropiadas, servicios con participación, consumos responsables, trabajos cooperativos, y comercios más justos.

El esquema que se presenta en Figura 2 también se puede leer como izquierda-derecha y arriba-abajo. La Financiarización Neo-liberal en este esquema ocupa el puesto de lo alto de la pirámide, pues la crisis actual la está mostrando como la verdadera convergencia de los intereses de la acumulación del capital con los poderes supra-estatales. Las luchas entre la izquierda y la derecha, sobre todo electorales, están ahí. Los movimientos, sin embargo, protagonizan mucho más las luchas de los de abajo contra los de arriba, por eso en el esquema se intenta destacar las fl echas que bajan con clientelismos y rivalidades, y las de las explotaciones y miedos.

Desde la Pirámide dominante (con su izquierda y su derecha), se intenta manejar la Comunicación y el Consumo. Pero también aparecen los Manglares rizomáticos emergentes (de los movimientos de abajo a arriba). La metáfora de los manglares es porque tienen tierra abajo con raíces rizomáticas, la mar que oculta la mayor parte de los troncos de la vida cotidiana, y una parte aérea que aflora. Las pirámides que conocemos son sólidas, de piedras bien construidas, y muchas de ellas son monumentos funerarios al despilfarro de los poderes dominantes. 

Figura 2. Luchas de la Pirámide dominante y los Manglares rizomáticos emergentes

El ojo de algún dios maneja la comunicación patriarcal para presentarse como un Padre que pone orden en las rivalidades humanas, y maneja los fetichismos y los miedos para hacer trabajar para su servicio tanto la explotación de la tierra como la de los humanos. Pero hay unas fuerzas contrapuestas de abajo a arriba, con muchas líneas variables de ejecución, que van abriendo brechas entre las piedras, pues surgen de las profundidades. Son los Pro-comunes en las bases y fondos de la realidad invisibilizada, y aún más abajo los Ecosistemas, cuya fuerza tampoco es contemplada por la economía política dominante. Así los Manglares emergentes pueden ser una metáfora útil para ilustrar lo que se quiere decir. Desde el fondo de interacciones cotidianas y muy plurales, desde las ayudas mutuas y desde la creatividad social de los movimientos hay una realidad emergente comunicativa y operativa.

El crecimiento de los manglares es constante y basado en las raíces de forma rizomática (recordamos la metáfora de Guattari) que se entrecruzan y que están invisibles para la dominación económica. Pero bajo el agua van emergiendo como culturas informales, domésticas, populares, dentro de la Pirámide de la economía política convencional. Suelen quedar ocultas porque no se cuentan en monedas, tanto lo concerniente a las relaciones cotidianas no monetarias, como a los aportes de la naturaleza. Es decir
toda la “economía de cuidados y solidaridad familiar y comunitaria”, y toda la “economía de recursos procomunes” como el agua, la tierra, los saberes, etc. y la misma evolución de la naturaleza, la diversidad de los ecosistemas. Pues aunque no se puedan o deban contar las unidades de vida para ser intercambiadas, son la base de los valores de la vida y de uso humano más imprescindibles. Por ejemplo en los Andes construir el Buen Vivir (Sumak
Kawsay), con el cooperativismo y la ayuda mutua, tiene entonces una serie de elementos que funcionan en red entre ellos desde su propia cultura. Pueden ser como las cadenas de valor o las redes endógenas, en donde cualquier elemento no puede actuar al margen de los otros seis elementos que se citan. Siempre se interactúa con la economía internacional y la local, y toda estrategia está en función de lo que ocurre con las otras partes de la comunicación social, la economía y la política (con la producción, migraciones, comercio, tecnologías, servicios, etc.). Cabe señalar la importancia de colaborar en las redes de apoyo mutuo con entidades que defiendan: 1. Trabajos ooperativos, 2. Consumos responsables, 3. Servicios participativos, 4. Tecnologías apropiadas, 5. Los Mercados más justos, y 6. Las Finanzas más éticas. Son claves de algunas de las experiencias que hemos conocido en Latinoamérica para la economía de tipo solidario. De manera que los objetivos del Buen Vivir, o si se quiere de la Calidad de Vida, pueden aterrizar en propuestas concretas y viables.

Las crisis que se provocan con el manejo de las nuevas tecnologías, también son contextos en los que cabe situarse. Por un lado el no reconocimiento de los saberes y tecnologías tradicionales de las localidades es un desperdicio para las economías endógenas y solidarias. Además se van perdiendo las ayudas mutuas comunitarias, la información no se sabe tanto cómo contrastarla con amigos de confianza, y estamos más a merced de los grandes emporios de información. Emporios multimedia vinculados a intereses transnacionales que hacen campañas en contra de las iniciativas económicas
solidarias o los movimientos sociales que entiendan que les pueden perjudicar. Se trata de una lucha prolongada entre la cúspide de la pirámide con grandes medios y muy concentrados, frente a unas iniciativas dispersas, que se mueven más con la comunicación cara a cara (o a través de internet) y que semejan más una maraña de hilos que un tejido bien articulado. Se crean informaciones” para estigmatizar movimientos molestos desde la cúspide de la pirámide como una tarea frecuente, y lo que hay que tener en cuenta  estratégicamente es cómo prevenirlo y responder desde las propias bases. En estos contextos de crisis hay que situarse, unas luchas donde solo sobreviven quienes tengan previstas estrategias, a partir de la credibilidad ganada en los movimientos porque la gente se sienta más segura en ellos.

No tiene que hacer de todo cada movimiento, otros pueden saber de tecno-política o de ingeniería social, o para que las economías locales progresen; pero sí ha de saber moverse en alianzas estratégicas para que sus recursos estén en un buen contexto sustentable. Pues solo desde una base colaborativa eficiente se pueden conseguir buenos resultados también para el Buen Vivir, y la Calidad de Vida. No tanto el Nivel de Vida (más consumo) sino de “vivir mejor” con lo que se necesita socialmente. Razonar desde movimientos de protesta, pero más desde propuestas construidas colectivamente, y desde una viabilidad comunicativa y económica para alcanzar lo que pueda llegar a ser una mejor calidad de vida para la mayoría. Y en los términos que decida la gente, que pueda ser el construir “las cuatro redes para Mejor-vivir” (Villasante, 1998), o ese Buen Vivir responsable que ahora está hasta en algunas Constituciones latinas.

3. Para la De-construcción de los dilemas dominantes

Antes de presentar la metodología concreta para la construcción de procesos de comunicación de forma auto-organizada colectivamente, es preciso hacer una breve referencia a los fundamentos teórico-prácticos de donde sale. Hay una referencia en anexo a un cuadro de autores y tendencias de las que hemos partido sobre todo en los últimos 20 años en el CIMAS, pero en síntesis el esquema que sigue ilustra lo fundamental. Este esquema es del tipo de los “penta-lemas” o “praxeología trancend” que suele usar Johan Galtung (2009), aunque aparecen 10 posiciones y no solo las 5 habituales. En el eje vertical está la disputa de las ideologías modernas universalistas con las críticas posmodernas (que en su extremo pueden ser cinismos del “todo vale”). Superando ambas posiciones, con auto-críticas de las ciencias modernas, aparecen los construccionismos sistémicos, sobre todo cuando avanzan los “sistemas emergentes”, y cuando pasan del ¿cómo? al ¿para qué? con las “praxeologías transcend”. Entre la crítica-crítica y los saberes populares, se puede avanzar hacia la Etnometodología preguntándonos por el ¿qué? de los discursos, o pasando a adoptar la posición del ¿quién?, de los movimientos
emancipadores o de-coloniales. Estos construccionismos empíricos pasarían de la abducción intuitiva y de la inducción de casos concretos, a la “traducción” como forma de entenderse entre los movimientos y los saberes (por ejemplo, citamos la ecología de saberes). Hay muchas posiciones posibles, donde lo universal solo es “lo que no queremos”, y solo en la medida de quienes no lo quieren. Pero es posible pasar a construcciones operativas, de-construyendo con los métodos transcend y de poli-lemas, y usando metodologías participativas. A partir de los Conjuntos de Acción ya se puede saber con quién se puede partir, ahora toca entrar en la “transducción” y la “socio-praxis”.


Figura 3. Nuevos avances construyendo con la acción y la auto-reflexividad

Aplicando este mismo tipo de esquema a casos prácticos de la literatura universal, se pueden ver las luchas de posiciones de referencia que se difunden y contraponen. Por ejemplo, los tipos de personajes que se tratan de estigmatizar o que emergen en las culturas respectivas donde son producidos. Aparte de los discursos morales de cada época, estos personajes han jugado y juegan un papel en la comunicación pública fundamental, son los prototipos que se muestran a favor o en contra, para justificar o rechazar tales o cuales conductas. Ninguno parece perfecto, pero siguen direcciones muy variadas y hasta contrapuestas. D. Quijote se contrapone con D. Juan, pero ambos se alejan del Dr. Fausto. La “picaresca” de la Celestina juega con todas las posiciones, pero no da salida estable a ninguna. Hamlet es el que juega con las fuerzas de los otros, para crear “escenarios creativos” de tal forma que en el propio proceso emerjan soluciones superadoras. No es solo la capacidad de D. Juan para seducir él solo, o la del Dr. Fausto para pactar con el diablo. No es la ensoñación quijotesca, o los engaños para sobrevivir como sea. Pero hay algo de todo eso en el juego reversivo, como lo hay en la “transducción” como forma de integrar y superar los otros procedimientos metodológicos. 

Figura 4. Ejemplos de referencia en la Literatura

Podemos deconstruir los contenidos de la comunicación con más ejemplos de pentalemas. Por ejemplo, los lenguajes ocultos y la picaresca de las clases populares son analizados por J. C. Scott (2003) para distinguir cuatro: El primer “discurso político” de “grupos subordinados” es “el público”: “halagador autorretrato de las elites” de contenidos “paternalistas”, etc. “Completamente diferente al anterior es el discurso oculto”, que corresponde a “una cultura política claramente disidente”; pues solo en la intimidad manifiestan “cólera, sus deseos de venganza, de autoafirmación…”. “Un tercer ámbito”… “una política del disfraz y del anonimato, que se ejerce públicamente, pero que está hecha para contener un doble significado o para proteger la identidad de los actores”: Los rumores, chismes, chistes, canciones, eufemismos, “los cuentos populares con un protagonista pícaro…astutos ardides y el espíritu vengativo de los débiles”. Y la cuarta posición “expresa un desafío y una oposición abierta”, que rompe el juego y provoca una “escalada de palabras y actos cada vez más atrevidos”. Pero a partir de la mitad del libro aparecen otros ejemplos prácticos con una quinta posición de tipo emergente y superadora de la propia picaresca.

Este autor avanza hasta una tecno-política de la implicación social: “Queremos mostrar que ni las formas cotidianas de resistencia, ni la insurrección ocasional se pueden entender sin tener en cuenta los espacios sociales cerrados en los cuales esa resistencia se alimenta y adquiere sentido. Si se hiciera con la minucia que no podemos utilizar aquí, dicho análisis esbozaría una tecnología y una práctica de la resistencia, similares al análisis que hizo Foucault de la tecnología de la dominación”. Scott cita a Eric Hobsbawm: “Los de color han aprendido a hacerse los tontos. Así pueden lograr muchas cosas. Yo mismo en realidad no los conozco. No creo que sea posible conocerlos…” y sigue Scott: “Al hacerse los tontos, los subordinados usan creativamente los estereotipos que les aplican…
Eric Hobsbawn pudo afi rmar que “el rechazo a entender es una manifestación de la lucha de clases”. Y más adelante, como “el lenguaje se encuentra saturado de relaciones de poder”, nos recuerda que “en Francia los carnavales que originariamente la Iglesia y los ayuntamientos toleraban y hasta autorizaban, fueron posteriormente prohibidos cuando la plebe se apropió de ellos y los utilizó con fi nes dudosos. Bajtín señala que, por ejemplo, las sociedades populares formadas para crear farsas… fueron muchas veces “el blanco de prohibiciones y persecuciones y se terminó disolviendo a los
Basochiens” (Scott, 2003).

Y Scott plantea ejemplos concretos para revertir situaciones: “Una elite dominante trabaja incesantemente para mantener y extender su control material y su presencia simbólica. Por su parte, un grupo subordinado se ingenia estrategias para frustrar y revertir esa apropiación y también para conquistar libertades simbólicas… Ninguna victoria es para siempre… La naturalización de la dominación siempre se pone a prueba en espacios reducidos pero significativos, especialmente en el punto donde se ejerce el
poder”. Toma como ejemplo de reversión, en Polonia, la lucha del Sindicato Solidaridad: “Toda la situación era una inversión ritual. La clase obrera se había movilizado para enfrentarse abiertamente al partido oficial proletario. Como decía una declaración: “Al partido gobernante lo está juzgando la clase que supuestamente le da su prestigio y en nombre de la cual dice gobernar”. La declaración pública del discurso oculto ante los detentadores del poder no fue una fi gura retórica”. Este análisis deconstructivo de lo que dice el poder se juega con las contradicciones del mismo, y con la construcción de una “Idea-fuerza”, que va más allá de la oposición formal o de la picaresca.
  
Siguiendo con estas aplicaciones de penta-lemas podemos hacer un ejercicio más actual, para deconstruir también las posiciones estéticas de notable éxito en nuestras culturas. Las películas de J. Bond o de Los Piratas del Caribe tienen su trasfondo y su significación como justificación de actitudes políticas que nos afectan a todas las personas. Las músicas de Musicales o el Heavy Metal forman parte de “hipertextos” que contribuyen a unas u otras actitudes e implicaciones sociales. Las máscaras de Anonimus, los comics de la Aldea Gala, o de La Pantera Rosa (sub-realista muchas veces), son formas
distintas de comunicar un eje emergente que desborda los otros ejemplos. Por ejemplo los movimientos indígenas, en defensa de sus territorios, suelen jugar con las contradicciones y mala conciencia de una parte de los colonizadores, revertiendo sus pretensiones “civilizadoras”. Los “movimientos indignados” no han caído en el juego de auto-calificarse anti-sistema, sino de señalar al sistema como anti- 99% de la población. La inteligencia creativa y colectiva para saber situarse en la comunicación es una de las claves principales para no dejarse atrapar en los juegos de los Equivalentes de Valor dominantes. 


Figura 5. Iconos/Estéticas de los estilos comunicativos

En un plano con muchas posibilidades intermedias, o con agrupaciones de varias de ellas, las soluciones concretas no están prefijadas. Son posibles varias articulaciones o líneas de acción comunicativas, según los intereses en juego y los análisis de los movimientos implicados. Pero es bueno disponer de un cuadro o esquema que deconstruya los intereses en presencia, para no quedarse reducidos a los dilemas en que suelen atraparnos los Equivalentes Generales de Valor. A partir de estos análisis de tecnopolítica
implicada es posible construir con la gente lo que llamamos una Idea-fuerza. Es

decir, una idea comunicativa que incluya aspectos sustantivos de las otras posiciones, lógicamente los que sean compatibles y superadores de los bloqueos que se estén produciendo. La construcción colectiva de la Idea-Fuerza precisa de un primer paso de saber escuchar, de un análisis deconstructivo del tipo de los que venimos mostrando, y luego de propuestas para una integración de los opuestos. Para ello es útil la “fuerza de las relaciones débiles” (Granovetter, 2000). O sea, la fuerza de quien se puede colocar, con cierta distancia tecno-política, entre las relaciones densas de los movimientos, a partir del “mapeo” de los “conjuntos de acción”, con reuniones o talleres que permitan crear espacios y escenarios para la creatividad social.

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